Capítulo 34

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-¡Se que estas adentro hijo de perra!

Si, los chicos y yo estamos en la puerta de la oficina del hijo de puta de James Frank.

-Calmate.-Me susurró Zabdiel.

Entonces prepare mi escopeta y deje salir un disparo en la cerradura. Los chicos se asustaron, al menos Christopher sí.

Di una fuerte patada y está abrió por completo.

La furia y la sed de venganza corren en mí.

Entre primero yo. No había nadie más. No estaba el mal nacido aquí. Los chicos entraron y inspecciónaron y no hay rastros de el.

-Sera mejor que nos larguemos.-Propuso Zabdiel.

-Vamonos.-Afirme.

Cuando salimos y caminamos por el pasillo frío y vacío James salió de una puerta.

Con una bata médica y su cara de egocéntrico de mierda.

Se paró al frente de nosotros.

-¡Hijo de perra!.-Prepare mi arma para dispararle.

Pero el sonrió de lado y negó con su dedo

Entonces el sonido de muchas armas listas para disparar se hicieron presente.

Trague fuertemente y mire para atrás.

Algunos 16 soldados estaban apuntandonos con sus armas.

-Siempre te he dicho que eres una estúpida.

Y fue en ese instante que sin piedad, y con odio y rencor le deje ir un tiro.

-¡No!

Entonces fue lo último que escuche antes de caer inconscientemente al frío suelo.

(...)

Me llevé mi mano hacia mi cabeza. Dolía como un demonio.

Me queje al tocar un cierto punto en mi cabeza. Deseguro uno de esos malnacidos me golpeó la cabeza.

Me levanté poco a poco. No tenía mis armas.

Me alarme al verme sola en un cuarto

¿Dónde están los chicos y Zabdiel?

Escuche unos pasos aproximarse. No, está vez no tenía miedo. No lo tengo.

Alguien está abriendo la puerta. Sea quien sea, haré lo posible por salir de aqui.

-Has vuelto a mis manos otra vez.-Era la mamá de Samantha. La vieja que detesto.

-Ni en tu sueños.

Me abalanzó sobre ella. Iniciando una lucha.

-Tu no puedes conmigo.-Chillo la señora que no recuerdo su asqueroso nombre.

Rodavamos sobre el piso helado y sucio.

Quería tomarle las llaves para poder salir.

Ella sacó un bisturí de su pantalón y lo incrustó en mi pierna derecha.

Chille al sentir la pequeña arma fría en mi  cuerpo.

Ella se paro rápidamente.

-Tu no puedes contra nosotros. Eres una mocosa con Algo de suerte. Te crees poderosa y la jefa de los pobres tontos que andan contigo. Pero sé te terminó tu jueguito. Por lo menos ahorita tus amiguitos están siendo la cena perfecta por unos Zombies.

Vida Z 《Zabdiel De Jesús 》•Completa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora