En multimedia: ZAYN - PILLOWTALK
¡Joder! Quizás esto de discutir sea muy lo nuestro, pero quiero pasar un día normal. Vamos a salir a la calle por primera vez desde que todo empeoró. Lo que hicimos ayer no fue realmente salir, pues nos encerramos en la nueva casa. Hoy quiero caminar de su jodida mano y sentirme como el estúpido de antes siempre que lo hacíamos y solo eso. Dos personas completamente normales.
—Clari es por tu seguridad —trato de sonar razonable y coherente y mierda, lo estoy siendo. Alguien entró al apartamento, destruyó absolutamente todas nuestras cosas y nos han dejado ese video como recordatorio. ¿Cómo podría quedarme tranquilo?
—No somos el presidente y la primera dama —se cruza de brazos y hace sonar uno de sus zapatos en el pavimento.
—No. Soy el presidente de una empresa que aparentemente marcha bien y tú mi esposa, ¿eso cuenta mi amor? —No quiero pelear hoy con ella. Quiero hacer un esfuerzo y evitar a toda costa las discusiones.
—No quiero a diez hombres detrás de mí. Eso llama más la atención. ¿Lo has pensado? No es normal que dos jóvenes caminen por las calles con diez agentes de seguridad.
—No irán detrás. Con nosotros solo estarán dos. El resto estará dividido, dos en el edificio, dos en la nueva casa, dos aquí y dos detrás de Amber sin que ella lo sepa.
—¿Es verdad? Los estás cuidando a todos.
—Son la familia que elegimos, ¿no?
—Eres tan bueno, Zed.
—No soy bueno. Solo intento darte lo mejor, porque créeme, aunque mi única entrada de dinero se resumiera a un trabajo en algún estudio de tatuajes, haría doble turno y todas esas mierdas para tenerte como la jodida princesa que eres.
Me mira con esos ojos tan grandes, tan amarillentos, esas dos jodidas gotas que llamaron mi atención de inmediato. Importándole muy poco los diez escoltas, pone sus manos en mi cuello y junta su bonita boca con la mía. Honestamente quiero tumbarla y follarla otra vez. Quiero estar metido en su entrepierna todo el maldito tiempo. Me pregunto si algún día esas inmensas ganas de enterrarme en su coño húmedo y caliente se acabarán. ¿Cuándo estemos ancianos quizás?
La aparto solo porque no quiero que estos diez hijos de puta disfruten de cómo casi me como a mi esposa en la calle. Si me entero de que alguno ha tenido un pensamiento indecoroso sobre ella yo mismo le arrancaré la cabeza. La ayudo a entrar al auto y los escoltas se dividen tal y como lo habíamos planeado la noche anterior.
En honor a la verdad yo sí que quería que los diez sujetos cuidaran de Clarisa. Y, por primera vez en mi vida he hecho caso a las estrategias de alguien más. Bastián piensa que nos tienen vigilados, a pesar de que han localizado a Donaldo y a Leila ha sido una obviedad que les es muy fácil conseguir personas que nos hagan daño. Así que sea quien sea, los escoltas llamaron mucho la atención y esa es la razón por la cual estarán en todos lados, haciéndole creer a quien sea que envíen a seguirnos que estamos en todos lados. En el apartamento, en la casa nueva, visitando a Amber o Iván. Una especie de confusión.
Yo no creo que funcione, pero quién soy yo para proponer algo mejor que un agente de la policía. Y, ciertamente he contratado a los mejores. Con uno bastaba y mi jodida cabeza no quiso ceder en eso.
Clarisa está sumergida en el exterior del auto mientras yo me río un poco de lo ridículo que nos vemos ambos vestidos de esta manera. Parece una niña de quince años con esa camisa tan holgada. Eva tiene curvas por todos lados, nunca la miré con otros ojos, aunque tengo que aceptar que es una mujer hermosa y que últimamente ha subido de peso. Yo, por otro lado, me veo aún más ridículo, esta camiseta ni siquiera tiene mangas. Entraré a la empresa con esta ropa tan pegada y ajustada y con mis tatuajes en todo su esplendor.
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RETANDO AL AMOR (+18)
RomanceTERCERA PARTE DE LA TRILOGÍA RETANDO. El último reto está puesto sobre la mesa.