Capítulo 32: Zed.

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En multimedia : Born to be yours - Kygo & Imagine Dragons 💓
           

Tengo tan dura la polla que creo que explotará en cualquier momento. Me había tomado el tiempo de leer sobre el sexo durante el embarazo. Algunas mujeres pierden en su totalidad el deseo, se sienten incómodas y toda esa mierda, supongo que tiene sentido, traen a un ser humano dentro que está creciendo y una panza gigante. Aunque, hay otro grupo de mujeres que se vuelven un poco más locas durante ese tiempo, como Clari, que tiene los pezones más duros que alguna vez le he visto y se ha quitado lo que faltaba solita. Creo que está desesperada.

—Yo quería desnudarte.

—Te estás tardando demasiado —responde—, ven acá.

—Clarisa —me río. Normalmente soy yo el desesperado, no ella—. Leí sobre el sexo en el embarazo —comento mientras quito mi camisa y mis pantalones.

—¿Y?

—Leí que no a todas les apetece tener relaciones sexuales.

—Pues eso, amigo, no es mi caso. Te quiero dentro de mí en menos de un segundo —me exige.

Me suelto a reír como un condenado. Joder, la extrañaba tanto, tanto, tanto y la amo tantísimo que me parece que si la toco se desintegrará en mis manos y descubriré que todo es un jodido sueño, que en realidad nada ha terminado. Sacudo mi cabeza con fuerza y termino con la espera. Me paso la mano por mi miembro de arriba hacia abajo en lo que camino hacia ella y Clari suspira mordiéndose los labios.

—¿Extrañabas esto? —Presiono mi miembro con fuerza.

—Tanto como a ti.

La tomo con suavidad y la pongo de pie. La arrincono en una pared y la beso ya necesitado de su esencia, su cuerpo, su maldito coño. Acaricio la hendidura de su sexo con la punta de mi pene con lentitud, de arriba hacia abajo y beso con tranquilidad sus hombros, su piel blanca y suave como la seda. Bajo con paciencia y beso su cuello. Ni siquiera la he tocado lo suficiente y está gimiendo como endemoniada.

Continúo bajando hasta llegar a sus enormes tetas, quisiera ahogarme en ellas. Mi lengua toma su turno y le doy lametazos a su pezón oscurecido, eso también lo leí, es normal. Apenas y lo presiono con mis dientes y sus manos tiran de mi cabello.

—¿Te duele?

—Sí —responde no con un tono de voz que aparente molestia.

—Es un sí raro, copito.

—Me duele pero no pares —me ordena y vaya que le hago caso. Vuelvo a llevar mis dientes a su pezón y esta vez tiro con fuerza, lo succiono y abro mi boca lo suficiente para morder su teta. Le doy mis atenciones a su otra teta y sacudo mi rostro en medio de ellas. Oh mierda santa, soy el rey de tetalandia ahora mismo.

—¿Cuándo dejarás de hacer eso?

—Nunca, Clari... joder, es que amo tus tetas, quisiera comérmelas, de verdad.

Sigo bajando hasta llegar a su estómago y lo beso unas setecientas veces, hago un esfuerzo por no soltar ninguna guarrada justo en este punto. Ahí están mis hijos, ¡mierda! Es un poco extraño pensándolo bien, están ahí, son dos. ¿Podrán ver mi polla cuando... No... es una locura; una locura que me toma por sorpresa y me hace alejarme.

—¿Qué pasa?

—¿Qué posibilidades hay de que los gemelos vean mi polla?

—¿Qué dices? —se ríe.

—Es que, son dos... hay menos espacio, ¿no? Mirarán mi polla, no quiero que lo primero que vean sea mi jodida polla. ¿Por qué te estás riendo? —la acuso—, es una duda válida, mujer.

RETANDO AL AMOR (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora