En multimedia: Let's hurt tonight • OneRepublic
Estaba desesperado por volver a casa. Tantas horas sin Clarisa me estaban afectando. De verdad estoy luchando con mis putos miedos. La idea de que me la quiten de nuevo está acabando conmigo y eso, tomando en cuenta que solo hace dos días que la he recuperado. Mientras conducía no dejé de pensar un segundo en la confesión que había dado Hasret a Bastián; proporcionó nombres y describió rostros que nos permitieron saber con exactitud quién la llevó a la empresa. Javier fue uno de ellos, el hijo de puta que me asesora financieramente es un traidor y la sangre se me ha subido toda a la cabeza.
Hasret ha detallado cada cosa que ha podido. He comido con ella y cada vez que la miraba, Clarisa y sus aparentes celos volvían. Solo he comido con ella para aclararle que alguien de mi entera confianza se encargará de ella. Por ahora no se siente segura en las calles, casi se ha arrodillado en el restaurante para suplicarme que no la abandone, que no quiere morir y que sabe que está causando problemas. No creo que mienta, ha pasado el detector de mentiras en la comisaría. Otra vez mi puta caridad ha ganado.
Mañana Iván la llevará a un discreto apartamento y se mantendrá oculta un tiempo. Quizás una o dos semanas hasta que se sienta lista para trabajar. Sigue con los ojos hinchados, lo que me indica que ha llorado hasta más no poder. Por otro lado, ya la seguridad está trabajando. Hay cinco hombres en la puerta del apartamento; hombres que tienen órdenes específicas de no permitir que Clarisa respire sola si es necesario.
Mi puto día al fin había terminado. Lo único que quería era correr a Amber de casa, desnudar a Clarisa y follarla como una bestia, para luego alimentarla y volverla a follar otra vez. Creí que tardaríamos un mes o quizás dos en volver a follar, pero ella se ha mostrado como la salvaje que sé que es. Sin embargo, jamás hubiera imaginado que al llegar a casa estaría experimentando la rabia que siento ahora mismo. Quiero golpear mi cabeza contra cada objeto del maldito apartamento para conseguir desmayarme y no hacer una locura mayor.
Juro por el maldito infierno que he hecho un esfuerzo sobrenatural por no tirar la puerta de una patada y tener una entrada jodidamente triunfal. Lo que escuché no puede ser cierto, ella no pudo desnudarse para él, ella no pudo besarlo, joder, ella no pudo pensar en acostarse con ese hijo de puta. ¡Pero qué coño! Mis ojos se encuentran con los de ella y me siento tan inmensamente impotente que quiero llorar.
Me mira asustada, aunque nada aminorará mi cabreo, ella es mía y ya sé que no es un adorno más de la casa, no es un puto objeto, es mi todo y quiero que mi todo solo sea vista por mí, besada por mí, amada por mí... las imágenes empiezan a hacer su función y la veo con sus pechos desnudos, sus jodidas tetas, mis malditos copitos al aire mientras otro la disfrutaba.
<<Vamos, Zed, tienes que escucharla. Todo debe tener una explicación coherente, tan razonable que tu puñetero enojo se irá a la mierda>>
—Amber, la visita se ha terminado. ¿Podrías dejarme a solas con Clarisa? —he optado por un tono de voz amable, no se me olvida que apenas y he conseguido tener de nuevo a Clarisa en mi vida. Ignoro cuánto tiempo me durará esta tranquilidad aparente cuando en realidad me quiero agarrar a guantazos a mí mismo.
Amber nos mira a ambos sin saber qué hacer. No quiero ser grosero, mucho menos serlo con ella que ha sido una verdadera amiga.
—Clarisa —pronuncio su nombre como advertencia. O le pide que se marche o la saco yo mismo. Tengo la mandíbula tan tensa que creo que se me quebrará en cualquier momento.
—Amber, muchas gracias por venir. En cuanto me sienta mejor iré a verte —le dice a su amiga.
—En cuanto se sienta mejor te llamaré para que la visites otra vez —aclaro. Y sí, me estoy pasando del límite de lo comprensible, ya lo sé y me importa una mierda.
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RETANDO AL AMOR (+18)
RomansaTERCERA PARTE DE LA TRILOGÍA RETANDO. El último reto está puesto sobre la mesa.