Capítulo 33: Clarisa.

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En multimedia : Coldplay - Everglow

¡LEAN LA NOTA FINAl!
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Después de nuestro reencuentro final, nuestras noches de sexo intenso y quedarnos una semana más en el encantador pueblo decidimos que no había mejor momento para tener una luna de miel que en ese instante. Amber regresó a Boston con la mayoría de los chicos de seguridad y Rafael y su mejor hombre nos acompañaron a recorrer Nicaragua.

Nicaragua no es un país lleno de edificios, ni carreteras enormes con más de dos carriles. No es Nueva York, ni London, ni Dubai, a cambio te ofrece un paraíso natural sorprendente. Sin duda he disfrutado como una loca sacar mi cabeza por la ventanilla del auto que nos ha transportado y simplemente mirar los campos, las montañas, el verde que ofrece, el aire puro y la neblina que te envuelve cuando estás muy cerca de Jinotega. Las angostas calles de Matagalpa te permiten mezclarte con su gente, su cultura, su esencia y te impregnas de curiosidad al mirar todas esas casas en las montañas. Zed dijo que le encantaría vivir en lo alto de una y no compartirme con nadie, luego recordó que esa faceta suya de celoso empedernido había terminado y rectificó su comentario.

Granada, Masaya y León fueron mis lugares preferidos. Zed me ha comprado casi toda la artesanía y unas cuantas hamacas que no tengo idea de donde pondré en casa. Paseamos en coches llevados por caballos, intentamos aprender los bailes típicos del país e hicimos el ridículo, sobre todo Zed, le hice un video el cual miro siempre y me río hasta las lágrimas. Probamos todo lo que pudimos en platillos característicos. Nuestro favorito: Nacatamal, ¡Dios! Hasta hemos pedido la receta, aunque dudo que consiga hacerlo.

Conocimos su playas, sus costumbres, su gente. Han sido días hermosos, perfectos e inigualables. Los últimos días la pasamos en la isla de Ometepe, aunque no conocimos mucho, Zed y yo tuvimos más sexo que nunca. Fue maravilloso, es simplemente maravilloso tanta paz a su lado, me parece que es un sueño; un sueño del que no quiero despertar nunca.

Me miro en el espejo de nuestra nueva casa en un barrio normal y no en aquel condominio de lujo. No quería seguir por el mismo camino, sabía lo importante que había sido para Zed comprarme un sitio allí y hacer uno de mis sueños realidad. Finalmente aquel hogar nos recordaba muchas cosas, fue ahí donde nuestra relación casi se rompe para siempre y hemos decidido iniciar de cero, en una casa pequeña, en un vecindario común, ser solo la escritora y el artista. Queremos ser normales más que nunca.

—¿Lista? —mi guapísimo esposo está esperando por mí sentado en la cama.

Saber que mi madre estaba muriendo fue un golpe duro, no importa cuánto daño me haya hecho, seguía siendo mi mamá y a pesar de tomarnos unos días más para nosotros, estaba un tanto ansiosa por volver y conseguir verla. La única razón por la cual no lo hice de inmediato, es que Zed me comunicó con el doctor que atiende a Margaret y así me enteré de que su cáncer estaba avanzado, sin embargo, viviría un par de meses y eso me hizo sentir un poco más tranquila.

—¿Tú estás listo? —le pregunto. Zed había perdonado a Margaret, pero tampoco deseo obligarlo a verla más de lo que ya lo hizo en mi ausencia. Suficiente ha hecho por ella.

—No me siento incómodo, Clari. Además sabes que me gusta estar pegado a ti y no por ser un obseso del control, sino porque amo estar contigo. —Se pone de pie y me abraza por la espalda, me da pequeños besitos en el cuello en lo que sus manos grandes acarician mi estómago engrandecido—, los amo —aclara en plural.

—Fingiré que es solo por eso y no porque temes que me tropiece y me caiga... —murmuro. Digamos que, Zed ciertamente ha cambiado muchísimo, sin embargo, su aire protector y exagerado no ha cambiado tanto.

RETANDO AL AMOR (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora