Un pequeño regalo del señor tatuado y mío 🎄
Feliz navidad 🎁🎄❤️
Miro desde el comedor a la chica de ojos gatunos caminar de un lado a otro, los gemelos la siguen como soldados, recién tienen unos cuantos meses de haber aprendido a caminar y cómo no, ella es un puto imán para todos los hombres de esta casa. No hay otra forma de llamarla cuando me la he pasado desde que la conocí detrás de ella como el jodido perro faldero que juré nunca sería.
Pero, ser un estúpido perrito no me avergüenza en absoluto, porque la amo, joder, cuánto la amo. Han pasado años y años y yo continúo amándola como el maldito hijo de puta que soy en una versión mejorada, claro está. Esa versión en la que ella me convirtió, el tipo casi decente que por poco la merece, porque debo admitir que no importa las cosas en las que he mejorado, que intento cada día enterrar mis desgraciados celos y no romperle la cara a cada bastardo que se le queda viendo porque no es un objeto ni de mi propiedad y toda esa mierda de sensatez emocional que se supone he aprendido, sigo sin merecerla.
¿Cómo podré algún día merecer a mi chica de ojos gatunos? Es tan buena, tan bonita, tan jodidamente especial y perfecta de pies a cabeza. Llevo a Clarisa marcada en mi piel incluso más que a todos mis putos tatuajes.
—Copito, ya deja eso —le pido por enésima vez.
—Deberías ayudarme en vez de estar ahí sentado haciendo quién sabe qué.
—Hago lo más difícil —me ofendo.
—¿Y puedo saber qué es eso?
—Te estoy mirando las tetas sin perder el control.
—No cambias...
—Ni cambiaré, mejor ven y dame un beso que mi polla y yo nos estamos portando de maravilla.
—¡Zed! ¡Los niños!
—Si apenas y saben decir algunas cuantas palabras, mueve tu bonito trasero hasta aquí señora Allen —le exijo y algunas cosas no cambian, hace justo lo que le pido y se sienta sobre mis piernas. Da un pequeño brinco al sentir mi erección, no estaba mintiendo.
—No puedo creerlo —susurra—, lo hicimos en la mañana.
—¿Y? Si vas a empezar con esa mierda de que ya no estamos en la universidad y que no podemos follar siempre que se nos antoje iniciaré los trámites del divorcio —le suelto. Me gusta mucho molestarla con eso porque sé perfectamente que le encanta follar igual o más que a mí, basta con que le de un delicado beso en su bonita mejilla para que su sexo explote.
—Zed, por favor. Si mis hijos empiezan a decir mierda, polla o follar seré yo la que solicite el divorcio.
Le dejo ir un azote con mi mano y se ríe. Ambos miramos hacia los niños que están sentados en el suelo al fin jugando con la cantidad exagerada de juguetes que les he comprado este año. Clari, por supuesto ha puesto el grito al cielo en cuanto me ha visto llegar con toda la juguetería prácticamente. No me importa lo que diga, les daré todo lo que pueda a mis gemelos. André y Gael lo son todo para mí, además eso la hace enojar y me gustan mucho nuestras reconciliaciones cuando está molesta.
—Está bien, no diré más guarradas frente a ellos. Es mi promesa de navidad y... también prometo que esta noche pedirás clemencia —le aseguro y se suelta a reír con ganas.
—Oh, hablando de eso, te tengo una sorpresa. Pero primero tengo que hacer que los niños tomen su siesta, ¿me ayudas?
—¿Es una sorpresa sexual? —le doy un pinchazo en el estómago.
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RETANDO AL AMOR (+18)
RomanceTERCERA PARTE DE LA TRILOGÍA RETANDO. El último reto está puesto sobre la mesa.