Emboscada

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Los últimos días habían sido una tortura. Una absoluta y completa tortura, pensó Evelyn con fastidio. A pesar de que su madre había insistido en que no podía permanecer encerrada por mucho más tiempo, Evelyn pensaba que podía pasar el resto de sus días metida bajo las sabanas en su mullida cama y no pensar más en el causante de todas sus angustias. Después de que se quedo sola en el vestíbulo cuando Michael se despidió con esa brillante sonrisa en sus hermosos labios, una sensación de culpa y remordimiento comenzó a instalarse en su pecho, causándole una gran incomodidad. No solo se había comportado de manera escandalosa y totalmente reprochable sino que también estaba su hermana. La expresión de sus ojos al ver a Michael pudo haber pasado inadvertida para los dos caballeros pero para ella había sido más que evidente y la única verdad es que no podía culparla por la evidente atracción que sentía. Así era como ella misma se sentía. Se sentía como si se adentrara cada vez más en un callejón sin salida. Esa misma noche quiso hablar con ella pero Emily, su hermana extremadamente tímida, que se encontraba vagando por los pasillos de la enorme mansión, había confirmado sus sospechas: Diana no quería ver a nadie. Se había encerrado en sus aposentos y había expresado a base de gritos que no quería que nadie la importunara. Durante los siguientes días, Evelyn trato de hablar con ella, pero siempre la esquivaba, saliendo a eventos de la alta sociedad o saliendo de compras con su madre y en el peor de los casos, mirándola con una mirada tan hostil que la dejaba clavada al suelo, sin poder decir o hacer nada. Su madre no parecía entender el estado de humor de Diana pero Emily que era una joven tímida pero brillante y observadora había hablado con Evelyn al respecto.

-Madre podrá hacer como que no pasa nada y padre es tan distraído que probablemente ni siquiera lo haya notado pero a mí no puedes engañarme Evelyn- susurro con voz tranquila al entrar en el cuarto de su hermana mayor y sentarse al borde la cama en una postura recatada pero relajada, con las suaves y diminutas manos sobre el regazo.

-No sé de qué me hablas- estaba mintiendo y sabia que se le daba fatal.

-Diana tiene una especie de enamoramiento estúpido con un hombre que obviamente no sabe que existe y que peor aún, está enamorado de su hermana- dijo con un tono de voz sorprendentemente firme y un ligero encogimiento de hombros mientras que Evelyn la miró con los ojos como platos. Emily no solía expresarse de una forma tan decidida o tan directa y mucho menos con palabras tan poco propias de una señorita de buena educación, pero precisamente por tratarse de Emily tomó el asunto como una verdad confirmada porque era la persona más sensata que conocía.

-Te juro que por primera vez en mi vida no se qué hacer Emily- se cubrió el rostro con manos temblorosas- No puedo hacerle esto a Diana, y...

-No, lo que no puedes hacer es dejar de vivir, quedarte encerrada aquí como escoria y permitir que tu relación, o lo que sea que te traigas entre manos con el Duque de Astor se vaya a la borda por el capricho de Diana- Evelyn levantó la cabeza mirándola fijamente- porque es un capricho, de eso estoy segura.

-¿Por qué me dices todo esto?- le preguntó con confusión. De pronto su hermana parecía tener una naturaleza apasionada que ella había desconocido hasta el momento.

-Porque quiero que seas feliz hermana- le digo con tono suave y comprensivo mientras se acercaba más y le tomaba ambas manos entre las suyas- a mi no me interesa la posición como madre- una de las comisuras de su boca se levantó ligeramente en una suave sonrisa- a mi me importa más verte al lado de un hombre que te ame y te respete- le dio un ligero apretón cariñoso.

-¿Lo dices en serio?

- Por supuesto- lanzó una ligera risita nada propia en ella.

Evelyn solo pudo expresar su amor y gratitud saliendo por completo de las sabanas y lanzándose encima de Emily en un abrazo efusivo mientras ambas reían y terminaban echas un manojo de piernas y brazos.

La trampa del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora