Capítulo XI

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Estaba cansado, más cansado de lo que recordaba y es que la semana había sido realmente intensa, sobretodo emocionalmente

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Estaba cansado, más cansado de lo que recordaba y es que la semana había sido realmente intensa, sobretodo emocionalmente. Tuvo una larga charla con Leo, exponiendo sus sentimientos hacia Yuri Plisetsky con total sinceridad... Incluso él tenía dudas. No quería agobiar emocionalmente al menor, pero era difícil no buscarlo y darse cuenta que, incluso si la noche del cumpleaños se sintió especial para Otabek, Yuri lo estaba evitando.

Esa noche, y después de un largo baño de burbujas en el baño de prefectos, Otabek se animó a una travesura. Una casi inocente.

Conjuró el hechizo en un murmuro y se convirtió en un hurón de tonos canela y antifaz en el rostro, escabulléndose directo a los dormitorios de las mazmorras Slytherin. Se metió por todos lados en el castillo, pasadizos conocidos que le llevaran lo más rápido posible con dirección a Yuri Plisetsky... Lo peor que podría ocurrir sería que alguien más le interceptara a medio camino y aquello era algo que hasta ahora no había ocurrido ni en compañía de sus dos mejores amigos.

Husmeó en algunas habitaciones y no conseguía dar con la del rubio; hasta que ocurrió justo cuando Otabek estaba a punto de regresar a su propio cuarto, fue así que se abrió una puerta y apareció el reciente culpable de sus desvelos, cogiéndolo por el lomo.

- Un... ¿Un hurón? - se preguntó a sí mismo el rubio, mirando hacia afuera, como intentando comprobar si no pertenecería a alguno de sus compañeros que parloteaban en la sala común.

Yuri se encuclilló para tomarlo por la piel del lomo y encararlo a la altura de su rostro. Otabek se removió un poco, olisqueando al menor, feliz de verlo otra vez y sentirlo tan cerca.

- ¿De dónde has salido?

El pequeño animal olisqueaba, pataleaba y parecía que se esmeraba por acercarse. Yuri se reincorporó, esta vez sujetando al hurón entre ambas manos, inspeccionandolo, era un hurón color sable y más allá de eso no sabía más. Caminó por la sala común con el animal en manos y nadie dijo nada, hasta que...

- ¿Nueva mascota, Plisetsky?- preguntó un alumno con voz desdeñosa a sus espaldas, a lo que Yuri solo revoleó los ojos y salió de la sala en dirección al comedor, guardando al hurón en el bolsillo de su túnica.

- Tch... A Potya no la cambio por nada... Popovich idiota. - masculló en voz baja, caminando rumbo al comedor.

 - masculló en voz baja, caminando rumbo al comedor

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Auténtica AmortentiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora