Capítulo XXV

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Hacía unos días que Yuri se sentía como una colegiala en medio de su primer romance de escuela

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Hacía unos días que Yuri se sentía como una colegiala en medio de su primer romance de escuela... De alguna manera el último beso con Otabek había marcado la diferencia entre ellos, independientemente de que casi acababan matándose juntos sobre el lago días atrás, lo cierto era que haberse declarado la atracción mutua que sentían, ahora le hacía parecer que iba continuamente en una nube por los pasillos del castillo. Además... Beka le había pedido que fuera su chico, ¿cierto? No lo había soñado y de cualquier manera no se sentía en sus cinco sentidos. Tal vez por eso fue que esa mañana de domingo le tomó por sorpresa el alboroto que armaban sus compañeros de cuarto, ¿acaso no podían ser menos ruidosos?

— ¡No jodas! Quedaste de que iríamos a Las 3 escobas, iríamos sin novia. — dijo alguno de sus compañeros.

Bastó con que Yuri escuchará eso para olvidarse de las sonrisitas con Otabek a medio pasillo y los saludos a la distancia en el comedor... ¡La cita en Hogsmade! Habían quedado de que aprovecharían la siguiente salida escolar para eso. El Slytherin se reincorporó de golpe y a grandes zancadas se fue a plantar frente a su guardarropa, el cual abrió de par en par ante la mirada confundida de los demás chicos en la habitación.

Lo pensó mejor y se angustió... ¿Su chico Ravenclaw recordaría aquella cita? ¡Al demonio! ¡Ahora eran pareja y no debía amilanarse! Se encargó de buscar su ropa de invierno menos desastrosa, guantes, botas y gorro de lana para salir de ahí. Encima llevaba ese abrigo que desde la infancia todavía le entallada estupendamente y poco le importó que el frío le enrojeciera la nariz.

El corazón le iba a mil cuando salió al revuelo que los estudiantes, con vestimenta casual, hacían camino a la entrada del colegio... El gorro le ayudaría a camuflajear su cabello en caso de no ver al kazajo esperándole.

Ahora era que recordaba por qué era que odiaba siquiera la idea de que en un inicio sus compañeros de habitación insinuaran que él estaba hecho para esa clase de salidas escolares en invierno. ¡Se estaba congelando!

Ya llevaba unos diez minutos estrechando los ojos para tratar de divisar a Otabek, pero lo cierto era que no daba con él y los primeros grupos de alumnos comenzaban a marcharse. Más de un alumno Slytherin le había reconocido y observado con desdén, a lo que él correspondía enseñándoles el dedo medio debidamente enguantado para enfrentar el frío. Los dientes castañeaban y él se abrazaba a sí mismo mirando el camino del resto y hacia el imponente castillo.

 Los dientes castañeaban y él se abrazaba a sí mismo mirando el camino del resto y hacia el imponente castillo

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Auténtica AmortentiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora