Capítulo XIX

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¡Diez puntos para Ravenclaw! Pareciera ser que Seung-Gil viene inspirado esta tarde, señoras y señores

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¡Diez puntos para Ravenclaw! Pareciera ser que Seung-Gil viene inspirado esta tarde, señoras y señores. ¿Será que ha resuelto sus diferencias con el capitán? ¡Oh, oh! Parece ser que las diferencias ahora son con su servidor, este comentarista Gryffindor que no tiene malas intenciones pero que ha tenido miedo de ser atacado por ese poderoso cazador.

¡Por la mierda! ¡Jean Jacques Leroy está tratando de anotar a toda costa! Ese amigo mío tiene buen brazo pero no está siendo suficiente para poder atravesar a la barrera que están suponiendo los Ravenclaw esta tarde.

¡Damas y caballeros! 170 a 150 puntos a favor de Ravenclaw y yo no veo claro. Phichit Chulanont y Yuuri Katsuki son demasiado buenos amigos fuera del terreno de juego y también todo bondad, pero hace rato que los perdí de vista a unos 200 metros del suelo, ¿Quién será el afortunado en obtener la snitch en esta ocasión?

¡10 puntos para Ravenclaw de nuevo! ¡10 puntos más! ¡Por todos los cielos! Casi derriban a Seung-Gil, pero el gran Otabek Altin parece venir reforzado esta tarde, ha lanzado esa bludger hasta su natal Kazajistán por lo que se ve y... ¡Se acaba el partido! ¡Así es esto! ¡Después de cuatro horas de juego es Phichit Chulanont quien desciende como dueño de la snitch!

Si, quizás podía detestar un poco a ese Leo de la Iglesia, pero debía admitir que su narración de los partidos del colegio eran bastante particulares y le ponía mucha pasión a cada comentario. Yuri no recordaba cuándo había sido testigo de un encuentro tan bueno como aquel, muy probablemente solo en las ligas mayores, pero esta vez no pudo no contagiarse de propios y extraños en su tribuna, de aferrarse con fuerza a la baranda y gritar junto con algunos compañeros "¡Raven! ¡Raven!" con total emoción.

¡Por todos los infiernos! Más que nunca deseaba bajar ir ver a esos cuervos desfilar rumbo a los vestidores... Habían dado un espectáculo increíble. Y no iba a negarlo, Leo de la Iglesia como comentarista era una pasada. Yuri se dio prisa en hacerse espacio entre sus compañeros para ir escaleras abajo.

A empujones y malas palabras Yuri logró bajar justo a tiempo para ser parte de la formación de alumnos que hacían camino para vitorear y felicitar a los Ravenclaw que avanzaban rumbo a los vestidores como unos verdaderos héroes. Logró posicionarse justo a un costado de la entrada del vestidor, siendo aplastado por algunas cuantas fans de Hufflepuff que extrañamente gritaban los nombres del equipo de los cuervos, y de las cuales tuvo que apoyarse para poder permanecer en puntillas... Necesitaba ver a Otabek aunque fuera un poquito en medio de la multitud.

Bien, allá iba Seung-Gil con Phichit Chulanont colgándose de su cuello con un brazo, el Guardián aquel de origen español y luego ese otro par de cazadoras británicas y al final Otabek siendo abordado por la entrenadora, hablándole de a saber qué cosas. Iba a intentar acercarse por el más pequeño hueco, cuando alguien tiró de la capucha de su túnica y le hizo retroceder a trompicones...

¿Cómo había logrado Leo de la Iglesia llegar tan pronto desde la tribuna de los leones hasta donde él se encontraba? Yuri le miró de malos modos al ver sorprendidas sus intenciones de acercarse a Otabek, sus mejillas ardieron al recordar que era un legeremante con el que trataba, uno que le dejó ahí plantado con pocas palabras:

— Gracias por devolvernos a Otabek. Sería bueno que a ti no te obliviara.

Para cuándo Leo se marchó, Otabek ya había entrado a los vestidores y Yuri no encontró más nada que hacer ahí, quizás iría a la biblioteca a estudiar un rato en lo que daba la hora de la cena. ¿Por qué no dejaba de parecerle que Leo había única y explícitamente a removerle sus pensamientos de esa manera?

Se sentía eufórico aquella tarde, completamente seguro de que el triunfo sería épico contra Gryffindor y que una vez más los leones se quedarían con el mal gusto en la boca de tener el partido casi en las manos

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Se sentía eufórico aquella tarde, completamente seguro de que el triunfo sería épico contra Gryffindor y que una vez más los leones se quedarían con el mal gusto en la boca de tener el partido casi en las manos. Otabek Altin, había dado a sus jugadores tal charla motivacional, que todos desfilaron rumbo al juego como si hubieran tomado una porción de felix felicis.

Mientras caminaba vestidores afuera, no podía dejar de pensar en los dulces besos y caricias que hubo recibido por parte de Yuri aquella madrugada... Aquel Slytherin había sido su propia poción para darle a su casa un gran triunfo y uno de esos partidos que siempre quedaban grabados en la memoria.

Lo dejó todo en la cancha, defendió a sus cazadores a sangre fría de cada bludger que les era lanzada, de cualquier amenaza del grupo contrario que pudiera ver dificultada la estrategia de juego con que se habían alineado. Para cuando Pichit descendió con la snitch en la mano, Ravenclaw cerró su formación y cruzaron el campo todos juntos con una jovial y feliz expresión.

¡Maldita sea! Había dejado en alto el nombre de su casa después de la última "humillación pública" y había visto a Yuri festejar el triunfo en la multitud. No cabía en su propia felicidad, abrazando a Leroy como buen jugador y cruzando el cielo para darle un buen apretón de manos a Leo en la grada donde el chico no dejaba de disfrutar de su labor como comentarista.

Regresó con el equipo por el camino habitual a los vestidores, observando la euforia a su alrededor y contagiándose de ese ambiente de festejo. Era claro que la cena sería a lo grande aquella noche para la casa ganadora y que el contador de puntos, luciría más brillante que nunca con la nueva suma.

Aquella jornada, Otabek prefirió no tomar su baño en la ducha de los prefectos y se adecentó en compañía de los varones del equipo, echando bromas y risas entre ellos. Comentaban las jugadas como las grandes hazañas, esas que miraban en los partidos de las grandes ligas y que luego intentaban imitar como buenos amateurs.

Dejó su uniforme de quidditch con los demás, en la rumba de ropa sucia a cargo de los elfos y vistió su ropa informal de siempre y se cruzó su bolso al hombro. Quería tanto ir a celebrar el triunfo con sus amigos y camaradas de equipo, pero también y más que todo, quería ver a Yuri Plisetsky... Quería mencionarle sobre su propio "felix felicis".

En mitad del pasillo encontró a Leo y luego a JJ, con quienes se abrazó en una piña. A pesar de la rivalidad entre sus casas, ellos siempre festejaban las celebraciones del otro... Lo único que le pareció de lo más extraño, fue no ver a Yuri entre aquella multitud de saludos y abrazos. ¿Dónde se habría metido aquel gato arisco?


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¡CAPÍTULO CORTO! Pero esperemos sea de su gusto... ¡NO ODIEN A LEO Tiene sus razones importantes para querer meter en apuros a su querido amigo. Se los juro <3.

Ah, ah, estoy segura que había algo más que agregar, pero lo he olvidado... Oh, sí, a la chica que roleaba a Yuri le encanta narrar partidos de quidditch <3

Saludos desde México & Chile <3

Auténtica AmortentiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora