"Si una relación no funcionó en el pasado, no tiene derecho a funcionar en el presente" .
No se aceptan copias, ni adaptaciones.
Justbiebssg 2018
Portada por: @rauhlbooty
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Alice Coleman.
Era mucho más que especial para mi, era su cumpleaños, siempre me había importado. Durante nuestros largos años de noviazgo, cada cumpleaños suyo lo festejábamos al máximo, la cena con su familia, la fiesta con su amigos y el momento en donde yo le entregaba un regalo y ambos nos poníamos extremadamente cariñosos. Todos sus cumpleaños fueron así; solo cambio un poco cuando nos separamos, igual cenábamos con los niños y yo le entregaba un regalo, pero con la diferencia de que solo eso sucedía, nada más. Ahora, estábamos solos, juntos y lejos de todos los demás. Yo quería que este cumpleaños fuera especial, pero ni si quiera le tenia una regalo ahora mismo.
Era nuestro tercer día en las Bahamas, nos habíamos dedicado a pasar tiempo juntos, a turistear, a ir a otras playas, e incluso habíamos ido a bucear a una playa, en donde el deporte había sido muy profundo.
Despertó lentamente, fui testigo de cómo abrió sus ojos con somnolencia y soltaba un pequeño bostezo. Me acerqué a él, siendo rodeada en seguida por sus brazos, y dejé un pequeño beso en su frente. Justin adormilado era como un pequeño bebé, cosa que siempre me robaba el corazón.
—Hola —susurré.
—Buenos días —abrió sus ojos finalmente, sonriendo.
Sus ojos mieles brillaban, y el sol que se colaba por la ventana les daba un aspecto más claro. Su sonrisa era ligera y un pequeño hoyuelo se le formaba en la mejilla izquierda.
—Feliz cumpleaños, Honey —susurré en su oído.
Sentí como su mano se colaba bajo la camiseta de mi pijama y acariciaba la piel de mi estómago.
—Tengo veintiocho —me miró algo asustado.
Reí con ternura y me acurruqué contra él.
—Eres un viejo.
—Claro que no, soy un hermoso doctor lleno de vida, solo tengo veintiocho, aún puedo salir de fiesta.
—Claramente —rodeé los ojos.
Justin me miró algo enojado y con brusquedad se subió sobre mi cuerpo, tirando de las sábanas para taparnos por completo. Reí cuando estuvimos bajo las sábanas y enterró su cabeza en mi escote. Le acaricié su ancha espalda desnuda, mientras sentía sus tibios labios besar mi pecho con lentitud. Me mordí los labios al sentir sus duros músculos. Sus brazos estaban mucho más tonificados que hace unos años.
—Hueles tan bien, extrañaba despertar con tu aroma impregnado en la almohada —subió la cabeza para juntar sus labios con los míos.