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JungKook sintió su presión sanguínea elevarse seguido de su ritmo cardíaco y su respiración. La sangré le hervía en furia y sus nudillos se tornaban blancos por la fuerza ejercida en el puño que formaba.

Que estupida mierda era lo que veía.

Apenas habían pasado dos semanas y media desde el comienzo de la relación entre su hyung y SeokJin, y no, no es que lo sabia porque él este marcando los días que pasan mientras esa pareja siga junta, no, para nada.

Él estuvo consciente de lo insoportable que se pondría YoonGi con todo ese tema. Y era una completa pendejada ver como al peli verde se le dilataban las pupilas y le brillaban los ojos cuando hablaba de Kim, como si fuera lo mejor del mundo.

Era una tontería, pero YoonGi estaba enamorado de ese estupido aborto fallido. Y él lo aceptó después de unos días, es decir, ¿No era el fin del mundo, verdad?.

Pero, mierda, él se había prometido que no permitiría que aquel idiota le hiciera daño a su hyung. Y lo que sus ojos ahora mismo veían era lo peor de todo.

―Maldito bastardo.―gruñó. Extendió su bandeja hacía su amigo para que la sostuviera antes de volverse loco.

―Kookie.―TaeHyung sujetó su brazo suplicando con la mirada que no fuera a pelear con SeokJin. Lo que menos convendría seria una pelea a puño limpio con el rubio, teniendo en cuenta el notable perdedor.

Bien, estaba algo cagado por ver a Jin besarse con otro tipo en esa cafetería descaradamente frente a todos, pero no perdería la cordura de esa forma. Incluso seria recomendable grabarlos y mostrárselo a su hyung para que terminarán y él tuviera el camino libre.

Pero él recordó lo ilusionado y feliz que se veía el chico pálido por su relación, recordó la increíble porción de amor que ponía en cada palabra sobre su novio, él recordó el futuro que le contó le gustaría tener junto al rubio. Y este no estaba siendo considerado con la buena suerte de tener a su hyung como pareja.

―No te preocupes, TaeTae.―lo calmó relajándose levemente. No, él no golpearía a SeokJin, aún cuando este se lo merecía por inútil. Tal vez, un buen bochorno sería suficiente.

Tomó la malteada de fresa que había escogido para él y sonrió débilmente a su amigo asegurándole que no habría ningún inconveniente y mucho menos sangre. Giró sobre sus talones y se dirigió hacia el rubio quien todavía seguía devorándole la boca al otro chico.

Y saber que ese tipo estaba con su hyung, era totalmente desagradable aquella vista.

Se acercó un poco más situándose detrás de Jin sin que este lo viera, elevó el envase hasta la nuca del más alto y lo inclinó ligeramente provocando que la malteada descendiera en la clara piel de SeokJin hasta caer al suelo. Derramó todo el contenido, incluso cuando el rubio se dio cuenta del frío liquido rozando su piel y arqueara la espalda ante la extraña sensación.

Dejó caer el envase vacío y se terminó por ir a paso rápido.

SeokJin miró el cuerpo del menor alejarse y luego los pares de ojos en él por la vergonzosa escena. Miró a NamJoon con las mejillas ligeramente ruborizadas y el liquido todavía goteando de su ropa manchado.

Él estaba avergonzado y al mismo tiempo enfurecido, dio una última mirada al público y siguió el camino de JungKook corriendo. Se las pagaría, él no permitiría que le manchara su ropa tan costosa y menos avergonzarlo frente a todos los estudiantes.

JungKook lo calentaba, y mucho, pero no aceptaría esta estupidez, incluso sabiendo que fue su culpa por serle infiel a Min.

―¡Hey!.―gritó cuando el cuerpo del menor entró en su campo visual. Corrió más rápido logrando acercarse considerablemente.

¡Te odio, Kim SeokJin! ↪ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora