012

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Uff... No fue exactamente cómo se lo imaginó.

Es decir, tampoco fue malo u horrible. De hecho estaba lejos de serlo. Sí, él aceptaba que lo disfrutó, sólo un poco.

Pero seguía no siendo lo suficientemente bueno, o las condiciones hacían que no lo sea, la idea de besarse con SeokJin mientras el rubio era novio de su hyung siempre estaba como un recordatorio en su mente, a demás del hecho de tener que compartir saliva con la persona a la que más le guardaba rencor.

Una razón más para odiarlo, Kim lo hacía débil ante sus besos.

Ugh, eso sonaba patéticamente romántico en su cabeza, y él no tenía, no iba a tener, ni tendrá algo relacionado con sentimientos hacia Jin.

Era por YoonGi, por su felicidad y por la propia. O bueno, por su deseo.

La peor parte fue a la hora de volver a su casa, porque no sabía exactamente cómo despedirse después de haber pasado largos minutos besándose y dejando que su vecino lo tocara, y vaya que Kim aprovechó en tocarlo.
 
Finalmente SeokJin le despidió con una mordida en el labio y un besito sobre la herida, joder, fue un movimiento tan dulce y suave que su estómago se removió.

Él se quedó unos segundos parado frente a la puerta, todavía algo abrumado por la acción. Minutos después ya se encontraba en su hogar como si nada hubiera pasado. Y hubiera querido que fuera así, por alguna razón eso se sentía como hacer un pacto con el diablo, él no confiaba en Kim y las razones eran muy obvias.

Pero ese era un nuevo día, lleno de posibilidades y nuevos escapes que él podría tomar para olvidar la mala -y desagradable-, con un toque de placentera cabe destacar, situación que vivió ayer en la tarde, en casa de su vecino.

De todas formas, con un poco de esperanza, JungKook esperaba mantener su tranquilidad por todo ese día, sin tener que estar ansioso esperando que SeokJin no le pidiera una repetición de aquello, porque sabía que no tendría escapatoria después de haber aceptado aquella propuesta.

La cual, pensándolo bien, era una completa barbaridad, ¡Él casi no recibía nada a cambio de su servicio!, ugh..., eso no sonó demasiado bien. Bueno, a cambio de su permiso para ser manoseado y besado, de todas formas se sentía tan sucio al pensar eso. Pero era injusto, Jin se estaba aprovechando y él, como tonto y estúpido cegado por el amor que sentía hacía su pálido hyung, no se daba cuenta de las cosas.

Ah..., YoonGi le deberá los mejores años de su vida cuando logren estar juntos, no por nada se está sacrificando física y emocionalmente.

Sí, la imagen de él y su vecino peli verde agarrados de la mano y demostrándose su amor logró calmarlo y hacerlo sonreír. Ese era su destino, su propósito en la vida y lo que tarde o temprano conseguiría.

Al amor de su vida en sus brazos.

—¿JungKook?, ¡JungKook!.—TaeHyung agitó la mano frente al rostro de ensoñación de su menor amigo.—¡Conejo!, ¡Oh mira, es YoonGi corriendo hacía aquí!.

Entonces el pelinegro volteó y encontró la nada.

Un golpe en su nuca lo hizo reaccionar.

—¿Debería molestarme por solo haberme hecho caso cuando mencione a YoonGi?, eres malo Kookie.—mencionó el castaño abultando su labio inferior en un puchero.

—Tae, tú me acabas de mentir. ¿Cómo debería sentirme yo?.—murmuró ofendido.

—¡Lo hice por que no me hacías caso!. Es de mala educación dejar a las personas hablando solas, ¡Te conté mi vida entera y no me oíste nada!.

¡Te odio, Kim SeokJin! ↪ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora