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SeokJin estrujó el trasero de JungKook, invitándolo a brincar sobre él y llevarlos a la habitación.

El joven no era demasiado ligero, ¿pero cómo eso podría suponer una preocupación cuando tenía al menor altamente sensible por su anterior conversación?.

Ellos follarían como si fuera su primera vez, incluso, mejor que aquella tarde.

Kim le dejó una bonita mordida en la barbilla mientras recostaba el cuerpo de Jeon sobre las ordenadas frazadas. Entonces le dedicó una mirada al cuerpo -todavía vestido- del pelinegro y se preguntó lo ciego que fue YoonGi por no reconocer la belleza que tenía detrás de él.

―Mírame bien, nene.

Se desvistió frente a JungKook, siendo lo más lento y sensual posible; dándole la posibilidad de que éste se levantara y detuviera lo que obviamente iba a suceder. En contraste a eso, los bonitos ojos del chiquillo sólo se dedicaron a verle el cuerpo cada vez menos cubierto por la ropa.

La expresión en el rostro de Jeon juraba ser de pura atracción y deseo por el rubio, o mas allá que eso, sentía ser espectador del hombre más jugoso y jodidamente bueno entre todos los existentes.

¿De qué se trataba eso?

No se desnudó, su ropa interior seguía intacta, esperando el momento para desaparecerla junta a la del pelinegro.

Jin le jaló los pies a JungKook, aprovechando en quitarle los zapatos y acercarlo al borde del edredón. Lanzó las piernas del menor detrás de su abdomen, sintiéndose satisfecho al sentir su cintura siendo apresada por las extremidades inferiores de su acompañante.

Así mismo, ambos miembros (uno mas cubierto que otro) se contrajeron de alegría por la agradable cercanía.

La emoción en JungKook creció cuando el tipo bonito se inclinó sobre su cuerpo con los labios húmedos por su propia saliva, casi advirtiéndole sobre un próximo beso.

Así fue, Kim le besó la boca dejándole un poco de lo que el pelinegro probara. Pero ese fue el problema, el chico debajo aspiró a más, a uno más largo y sofocante.

Se obligó a neutralizar sus labios, estos habían quedado en un pequeño pico esperando ser besado durante más tiempo comparado a lo que obtuvo. De igual forma, sus manos habían quedado a medio camino, casi tocando los pectorales del rubio.

―¿Sabes que tienes todo el poder en tus manos?.―cuestionó Jin, sintiendo las mejillas calientes de JungKook entre sus palmas.―Tú decides por los tres, precioso. Espero tengas eso en cuenta.

A punto de reflexionar y sobre pensar lo dicho por SeokJin, Jeon se vio atacado por la deliciosa lengua del mayor. Fue acertado, estuvo a nada de darse cuenta del error que él podía detener.

Y no se refería a la cogida que ambos vecinos tendrían.

                                           [...]

Después de rondas de besos y vueltas sobre la cama, JungKook por fin se despojó de su camiseta.

Ubicado entre las piernas de SeokJin mientras las manos del mismo lo elevaban sujetando su zona lumbar; fue capaz de quitarse la maldita camiseta que desde hace rato le impedía sentir la cálida piel del pecho ajeno.

Aprovechando la posición, enrolló los brazos alrededor del cuello de Jin y se colgó en él. Estaba desesperado por cerrar cualquier pequeño espacio que había entre los dos, ahora se daba cuenta del disgusto que le ocasionaba estar lejos del cuerpo de su vecino cuando tenía la posibilidad de mantenerse cerca.

¡Te odio, Kim SeokJin! ↪ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora