Capítulo 2: Una ducha averiada.

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Porque mañana es feriado♡.

Pongo los ojos en blanco, tirado en el sofá color mostaza y sosteniendo el teléfono en mi oído

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Pongo los ojos en blanco, tirado en el sofá color mostaza y sosteniendo el teléfono en mi oído. Mamá habla, me dice cosas básicas como: –No hables con extraños, no lleves personas extrañas al departamento, no abras la nevera con los pies descalzos, no comas comida chatarra –¿Qué sigue? ¿"Si vas a tener sexo, usa condón"?

–Mamá, estoy bien ¿Sí? Realmente estoy bien, ya he comprado algunas cosas del supermercado, he limpiado el departamento, aún no termino de desempacar pero seguramente lo haré mañana. Y sé cuidarme solo, mamá. No soy un niño ¿Está bien?

Mamá suspira al otro lado de la línea. Creo que no importa cuántos años cumpla, ella siempreme verá como un niñito indefenso. 

–Solo cuídate, hijo. Por favor, y sabes a lo que me refiero, es decir, quiero que... realmente, te cuides...

Oh ¿realmente dirá lo del condón?

–Eh, mamá –la interrumpo antes de que comience a hablar sobre asuntos que, realmente, no necesito volver a escuchar –Estoy bien, estaré bien, me cuidaré en todos los aspectos. Y sólo deja de preocuparte. Te quiero y dile a papá que también lo quiero a él ¿sí?. Adiós, mamá.

Suspiro terminando la conversación, que según mi celular ha durado una hora y media. Por Dios, jamás he tenido una conversación telefónica tan larga, ni siquiera cuando era adolescente, y de hecho me considero el tipo de persona que no habla demasiado, mucho menos por teléfono. Pero tiene sentido, esto ha sido básicamente, mamá hablando y yo escuchando.   Entonces me pregunto ¿realmente soy tan estúpido? Y es que mamá ha estado advirtiéndome sobre asuntos ridículos. Sobre cosas básicas para cualquier persona que pretende salir a la calle. Y no tengo quince años, no soy un adolescente descontrolado y embriagado por los frutos del libertinaje, no lo fui antes ¿por qué cree que lo seré ahora? 

Siento el estomago vacío y recuerdo que tan sólo almorcé un poco de fideos instantáneos mientras veo la noche a través del hermoso ventanal de mi hermoso departamento nuevo. Debería hacer de cenar, o pedir una pizza, o comida china. Luego recuerdo que no tengo números de teléfonos de deliverys aquí y termino resolviendo que, me guste o no, tendré que cocinar. Y el punto es que no sé cocinar. ¿Por qué no pensé en la comida cuando decidí mudarme solo? 

Diablos. 

 

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Café con sabor a Miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora