Capítulo 15: Cuentas claras.

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Un grupo de pájaros canta muy cerca de la ventana y yo comienzo a despertar demasiado aturdido y desorientado

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Un grupo de pájaros canta muy cerca de la ventana y yo comienzo a despertar demasiado aturdido y desorientado. Tengo un sabor extraño en la boca, ni agradable ni desagrádale, simplemente extraño. Tengo los parpados secos cuando abro los ojos y la luz, que atraviesa las cortinas, entra desde el mirador junto a la cama. Estoy tumbado de costado, hecho una pequeña bolita y con los pies ligeramente helados. Es, de hecho, una mañana helada. Y sin embargo un calor inusual me rodea el estómago. Un brazo… HyukJae.

Vuelvo a cerrar mis ojos cuando el estremecimiento, tortuosamente familiar, me recorre de pies a cabeza. Recuerdo la noche de ayer, el vino, la mesa de billar, la apuesta, Sam Brown cantando “Stop”, nosotros bailando… nosotros besándonos… él rechazándome… yo llorando, y luego un sueño confuso.

Nada, absolutamente nada de lo que está en mi mente me sorprende. Solo está allí, dejando de ser un sueño o una mera fantasía para comenzar a formar parte de una realidad que duele. Y me duele ahora mismo que él esta recostado junto a mí, con su brazo sobre mi cuerpo, compartiéndome de su calor y con su respiración suave chocándome en la nuca.

Diablos. Arruiné todo. Porque HyukJae y yo teníamos algo importante, algo especial, pero no de la forma en la que yo lo deseaba. Teníamos algo totalmente natural, como si toda la vida hubiésemos estado juntos, era mi amigo, quizás el mejor que había tenido en la vida. Mi consciencia está al pie de la cama, sentada sobre el colchón y con la vista fija en el mirador. Jamás la había visto tan seria o deprimida. Creo que ella tampoco entiende qué pasó. Pero, a decir verdad, no es difícil de comprender: HyukJae no me quiere, no de esa forma. Y yo me confundí, no con lo que siento; me he confundido creyendo que él podría sentir lo mismo. O simplemente nunca lo he creído, solo me dejé llevar y él también, la diferencia es que… a mí me gustó.

Jadeo, sarcástico, casi burlándome de mí mismo y mi triste miseria. Debería levantarme ahora mismo, y antes de que HyukJae lo haga. No tengo el valor para hablar con él, no aún.

Me volteo lentamente mientras levanto su brazo, con el que prácticamente me está abrazando, y termino mirándolo de frente.

Inspiro profundo, como si intentara contener todas las ganas de tocarlo que emergen de algún sitio e intentan apoderarse de mi. Pero me es inevitable, cuando él está con los ojos cerrados y esos labios rojos abiertos. Tan rojos, tan gruesos y calientes, cuando finalmente los toco. Los acaricio con tres de mis dedos, cerrando los ojos cuando él suspira entre sueños, y a mí me sube el calor por todo el cuerpo y se agolpa en mi pecho. Duele. Oprime. Lastima. Tanto así que me obligo a dejar de verlo, de tocarlo y sentirlo, mientras mi consciencia tira de mi mano. Quiere que me levante, tome mis cosas y me vaya. Es gracioso cuando veo la lastima incluso en su mirada.

Y cómo no sentir lástima del tipo que me mira en el reflejo del espejo del baño. Estoy con el rostro pálido, los ojos rojos e iguales que mis labios. Los siento sensibles, duelen y arden.

Y por un momento, quizás el primero en mi vida o desde que conocí a HyukJae, me detengo a pensar. A pensar realmente. Y me pregunto ¿Qué he hecho? Lo he besado. ¿Por qué? Porque me atrae ¿Por qué? No lo sé, por demasiadas razones. Es un hombre, dice otra voz. Sí, es un hombre. ¿Y entonces? No lo sé… simple y llanamente, no lo sé. Porque ni siquiera he tenido el tiempo de darme cuenta cómo o cuándo sucedió. Porque con HyukJae las cosas simplemente sucedían y de la forma más natural posible. Hasta ahora, que todo ha salido terriblemente mal.

Café con sabor a Miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora