Capítulo 18: Juegos y secretos.

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Estoy con los codos apoyados en la barra brillante y limpia de la cocina aislada de HyukJae, y viéndolo a él de espaldas y picar zanahorias y patatas

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Estoy con los codos apoyados en la barra brillante y limpia de la cocina aislada de HyukJae, y viéndolo a él de espaldas y picar zanahorias y patatas. Me siento idiota, demasiado hipnotizado siguiendo las curvas de su espalda y su cintura. Hace demasiado tiempo que llevo mordiéndome los labios para intentar reprimir las ganas de abrazarlo, pegar mi rostro a él y respirar de su hermoso aroma. Pero no estoy tan seguro de sentirme cómodo haciendo aquello, tocando su cuerpo y siendo el impulsor de esas caricias. Diferente sería si HyukJae me acariciara y yo le devolviese la caricia, en ese caso sé que podría hacerlo y me sentiría cómodo.
De pronto HyukJae se voltea y me sobresalto al darme cuenta que me ha pescado viéndolo, y viéndolo con demasiado interés. Me muerdo el labio y comienzo a sentir como el calor y el rubor me cubren las mejillas, sin embargo HyukJae parece hacer caso omiso a mi timidez.

–Abre la boca –Parpadeo rápido entre confundido y deslumbrado por la repentina sonrisa que se ha asomado en sus labios; luego noto que entre dos de sus dedos largos y delgados tiene un pedazo de zanahoria cortado en barrita. Me cuesta segundos reaccionar y hacer lo que me dice. Él coloca la zanahoria en mi boca y, por un segundo, veo una serie de imágenes mías mordiendo sus dedos y de la forma más torpe. No seas inseguro, me susurra mi consciencia que desde anoche parece estar drogada y totalmente ebria de sensaciones que la dejan tranquila y perdida entre suspiros.
Umm, la zanahoria está dulce y fresca. Me gusta y noto al instante que la boca se me hace agua mientras mastico, y sé que es porque muero de hambre ya que no he comido nada desde la mañana. Mi estómago estaba totalmente ceñido por los nervios y la ansiedad de venir aquí y estar con el hombre en el cual no he dejado de pensar durante toda la madrugada.

–¿Bueno? –pregunta alzando las cejas.

–Muy bueno –digo y sorprendiéndome de mi tono de voz. No hemos hablado mucho desde que llegué, solo un “buen día” “como has dormido” y nada más.
De pronto la tensión que había estado rodeándonos se disipa y me siento cómodo, incluso tanto para atreverme a abrazarlo. Pero él ha vuelto a voltearse y parece muy concentrado en lo que hace, no quiero molestarlo demasiado.

–¿Te puedo ayudar? –le pregunto y él me mira por sobre sus hombros, sonríe y niega con su cabeza –¿Puedo picar las papas y las zanahorias?

–No.

–¿Por qué no? –pregunto frunciendo el ceño al darme cuenta que no es un “No, no hace falta” es un “No, no quiero que lo hagas” –, no es una ciencia, y ya lo he hecho una vez. –en la cabaña, recuerdo.

–Aunque no lo creas es más complicado de lo que se ve –dice volteándose y limpiando  sus manos con el delantal de cintura que trae puesto, es un delantal que dice “El cocinero del año” y presumo que ha de haber sido un regalo, me pregunto si habrá sido de RyeoWook.
–Se debe picar cada trozo de zanahoria y papa en una medida correcta. No puedes picar los trozos de zanahoria en medidas desproporcionadas entre sí, tampoco puedes hacerlo con la papa; si lo haces todo se cocinará en medidas diferentes y algunas papas y zanahorias quedaran crudas y otras cocinadas demás.

Café con sabor a Miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora