Capítulo 23 : Vacíos

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Mis ojos se abren lentamente, pesan

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Mis ojos se abren lentamente, pesan. Tengo sueño y quiero dormir
pero las inmensas ganas de orinar me resignan a despertar del todo.
Aún está oscuro. Me siento desorientado, ¿Dónde estoy? Luego las
sabanas frías me rozan y cosquillean la piel desnuda, y eso me altera
¿Por qué estoy desnudo? Ciño los ojos, los vuelvo a abrir y me encuentro con un cuarto que no conozco, el cuarto del hotel. Oh… claro.
Mi cabeza lentamente comienza a ponerse en orden conforme
me incorporo lentamente en la cama y con sumo cuidado para no
despertar a Hyukjae. Él duerme a mi lado, lo puedo sentir pero por
alguna razón no me atrevo a mirarlo. No quiero mirarlo.
Mis ojos intentan hacerse paso entre la oscuridad del cuarto que solo
se ilumina tenuemente por la luz de la luna que entra por el ventanal.
Pienso vagamente en la posibilidad de que alguien nos viera mientras… ¡no!, es imposible porque el ventanal tiene vista a la playa y nadie va a la playa de noche y con este clima.
Mi conciencia está durmiendo en una cama redonda. Está desnuda y
cubierta por sabanas rojas de satén. Parece anestesiada y exageradamente satisfecha.
Frunzo el ceño y me quejo cuando un dolor me golpea la cabeza. Me
la tomo entre las manos y me quedo así por un momento, mientras
siento otro dolor no tan literal ceñirme el estómago. Inspiro profundo y ambos dolores se disipan.
Umm… el olor dulzón del sexo aún está en el aire.
La necesidad de orinar me pincha la vejiga y me obligo a salir de
debajo de las sabanas y la colcha que nos cubren. Cuando me siento
al borde de la cama comienzo a tomar nota de otras sensaciones que
llegan a mi cuerpo. Me duele… me duele justo allí, arde. Y luego, de
una forma más incómoda, siento el semen seco entre mis nalgas,
quizás también en alguna parte de mis piernas. Me doy cuenta,
entonces, que básicamente he dormido sobre ello. Mierda, que asco.
Qué asco eso y que asco yo. Huelo a sudor. Se me revuelve el estómago, se ciñe y esa misma sensación espantosa me invade una vez más.
Se parece mucho a la angustia.
Finalmente me pongo de pie y comienzo a caminar por el cuarto y
hacía la puerta que está en una esquina. La luz blanca del baño me
encandila. El cuarto moderadamente amplio (para ser un baño, claramente) está cubierto por cerámicas blancas y azules. Parece que el azul es parte del concepto del hotel o quizás solo de esta habitación. Camino de puntas de pies y a un paso lento que me
permite ser sumamente cauteloso con mi cuerpo que ahora mismo
siento ajeno, incomodo, frágil y adolorido. Me acerco hasta el retrete y
el alivio me invade cuando finalmente orino.
El agua cristalina sale de la canilla mientras me lavo las manos luego
el rostro, y sin cerrarla me volteo hacía atrás. Hay un espejo gigante que casi cubre una de las paredes del baño. Me miro el rostro.
Estoy despeinado, con los labios muy rojos e irritados. Mis ojos
marrones parecen más grandes y brillantes. En algún punto (un poco
disperso y abstracto) luzco diferente, en otros mucho más concretos
también me siento así. Físicamente me siento adolorido, me
duele allí y los músculos de todo el cuerpo. De las piernas, los glúteos
y los brazos principalmente. Pero esto último es básicamente normal,
está no es la primera vez que tengo sexo…, sí la primera con un
hombre y así.
Tomo aire, suspiro.
En otros sentidos un poco más dispersos me siento… no lo sé, me
siento confundido. Una opresión extraña y muy poco agradable me
hace doler el pecho. No es así como creí que me sentiría, no es así
como sucede en las películas ¿Dónde está el hermoso sentimiento de
despertar junto a la persona que quieres? Yo no me siento así, y
tampoco me veo como creí que me vería. De hecho la imagen no me
gusta.
Tengo el cuello lleno de chupones rojos que mañana estarán morados,
¿Qué voy a decirle a mis padres? ¡Santo cielo, ¿Qué voy a decirles
cuando me pregunten en donde he estado, donde y con quien he
dormido?! Trago saliva y un frio horrible me acaricia la espalda. Mi
mirada baja luego hacia donde los chupones se extienden por el resto
de mi cuerpo. No es la primera vez que los tengo desde que estoy con Hyukjae pero es la primera vez que me desagradan y me resultan
vulgares. Finalmente llego hasta mi entrepierna flácida y olvidada. Las
imágenes de Hyukjae jugando con ella intentan hacerse paso en mi
cabeza pero las reprimo y saco de allí. Nuevamente él semen seco me
incomoda, y mucho más viéndome… viéndolo. Arrugo la nariz, que asco ¡Doy asco! Estoy completamente sucio en una mezcla (tanto visible como no) de semen, sudor y saliva. Me estremezco sintiéndome de pronto extremadamente asqueado, tanto que el estómago se me revuelve y me pongo histérico.
Tomo rápidamente una toalla de entre todas las que están ordenadas
en una repisa, mojo el extremo de ella en la canilla y comienzo a
pasármela por el cuello. La toalla, pese a ser suave, raspa contra mi
piel. Me tallo cada chupón, cada marca, cada sitio donde él pudo
haberme besado y lamido. Lo mismo hago con mi pecho, mi ingle y
finalmente llego a mis piernas. Mojo la toalla un poco más y tallo con
más insistencia y poniendo más entusiasmo y fuerza en donde parte
de su semen se ha derramado. Me limpio entre las nalgas sin dejar de
arrugar la nariz y sintiéndome, paradójicamente, más sucio conforme
me limpio. Me siento sucio en sentidos que no pueden ser
solucionados con agua y jabón. Me siento en esencia una persona
sucia.
Cuando termino dejo caer la toalla al suelo como si quemara,
asqueado también de ella. Me miro al espejo, me paso las manos por
el cabello y jalo de él. Estoy agitado, y creo que tiemblo. Aquel dolor en el estómago se convierte en angustia sin rodeos.
Estoy angustiado.
La oscuridad del cuarto me vuelve torpe cuando busco
desesperadamente mi ropa en el suelo, solo encuentro mi pantalón.
Cuando lo tomo en mis manos me detengo un momento a mirar hacia
la cama. Veo su silueta recostada, sigue durmiendo. Lo observo varios
segundos analizando lo que me pasa y lo que siento por él ahora
mismo. Demonios, ahora mismo estoy enojado con él, siento rabia,
impotencia y unas ganas casi irrefrenables de gritarle:

Café con sabor a Miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora