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Se siguen mirando, el ambiente es tenso. Yo trago saliva y con tanta torpeza que hago un ruido tremendo y en medio de la sala donde el silencio es crudo y abrazador. KyuHyun se voltea y me mira, HyukJae también lo hace. Sus ojos negros se abren un poco más cuando se encuentra con los míos, me mira el rostro, luego frunce el ceño mientras baja la mirada por mi cuerpo y pareciera como si su entrecejo se frunciera más conforme sigue mirándome, y para cuando vuelve a mi rostro parece furioso.
–¿DongHae? –Pregunta levantando una ceja.
Yo hago lo mismo y luego ladeo mi cabeza –¿HyukJae?
–¿Qué haces aquí? –la voz de HyukJae suena fría y acusatoria. Yo abro mi boca y antes de que pueda hablar KyuHyun nos interrumpe.
–¿De dónde conoces a este idiota? –me pregunta con el tono tan duro como HyukJae.
Yo trago saliva haciendo viajar mi mirada, desde HyukJae, a KyuHyun. Vuelvo a abrir mis labios y una vez más me interrumpen, esta vez es HyukJae.
–¿A quién le llamas idiota? –le dice a KyuHyun y luego me mira a mí –¿Y tú de dónde lo conoces?
Tomo aire apresurándome a hablar antes que alguno de los perros rabiosos, que no han dejado de gruñirse entre ellos, me interrumpa –KyuHyun es mi compañero de universidad –le explico aunque no sea necesario. HyukJae vuelve a fruncir el ceño. Yo miro a KyuHyun que me mira enfadado e inquisitivo –Y HyukJae es mi vecino –Concluyo con un suspiro –¿Y ustedes?
Ninguno me contesta, ni siquiera me miran y ahora vuelven a mirarse entre ellos. Diablos, ¿Por qué yo debo darle explicaciones y ellos no me las dan a mí?
–Lárgate, ahora –espeta KyuHyun.
–Ya te he dicho que vengo a trabajar. Y no voy a marcharme por uno de tus caprichos, KyuHyun; primero porque he hecho un viaje muy largo para estar aquí, y segundo porque tengo un trabajo que hacer por el cual tu padre ya me ha pagado –HyukJae suspira y cierra sus ojos para luego relamerse los labios. Creo que está intentando controlarse un poco. Y efectivamente, para cuando vuelve a abrir los ojos parece más dócil hacia KyuHyun –No seas infantil. No estoy aquí para hacerte la vida imposible, estoy para trabajar y una vez más te repito que no tenía idea que ésta casa era tuya ¿Ok?
–Quiero que te largues.
Yo sigo parado, viéndolos y sintiéndome cada vez más incómodo, porque en efecto sé que sobro aquí pero aun así no puedo irme y darles la espalda arriesgándome a que ambos terminen en el piso y revolcándose a golpes.
–¡Dios santo, KyuHyun! ¿Por qué eres así? Lo que pasó fue hace años –dice HyukJae con fastidio y perdiendo todo el control que ha podido llegar a juntar antes; e inmediatamente mi conciencia, que ha estado demasiado ocupada untándose bronceador, asoma su cabeza curiosa y me pregunta: ¿Qué fue lo que pasó hace años? Yo me encojo de hombros y vuelvo a la conversación tan curioso como antes.
