Camino al quinto piso

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Estoy recorriendo las calles de las ciudad, mi pequeña conciencia se pasea a saltitos por delante de mí mientras yo me distraigo mirando las vidrieras. Lleva en esta nube de amor desde que Hyukjae y yo estamos juntos, hace casi un año, de hecho. Entonces nos detenemos en una librería y tomamos muchísimo aire. Puedo imaginar mi libro ahí, justo en ese estante. Justo frente a mis ojos. La sonrisa tonta se me dibuja en la boca y, casi de manera involuntaria o rutinariamente, saco de mi bolsillo mi celular y reviso mi correo. No hay nada. La editorial sigue sin contestarme, lo cual es frustrante porque he enviado el libro hace meses. Pero no tengo tiempo de amargarme, enseguida me cae una llamada de Hyukjae y mi mundo ha vuelto a girar otra vez alrededor de este sol enorme y brillante de sonrisa blanca y encías rosadas. Jamás me he sentido tan enamorado.

-Nene - me dice y yo ya estoy mordiéndome el labio mientras mi conciencia da saltitos intentando atajar el celular como si suplicara: ¡Damelo, pásame con él, damelo, damelo!

-¡Hyuk! - Le contesto yo y vuelvo a emprender mi camino - Estoy llegando, me detuve a...

-A ver las librerías, lo sé - Me dice él al otro lado de la línea - Ya te van a contestar, nene, tú tranquilo ¿está bien? - Suspiro y asiento. Es lo único que me queda - ¿Por dónde estás?

-Llegando, estoy doblando la esquina, ¿estás en la mesa de siempre? - Le pregunto y escucho el tintineo de la campana de la cafetería donde venimos a tomar el té todas las tardes. Es mi pequeña escapada de las clases y la suya del estudio. Y entonces lo veo - Espera. Tal vez no pueda ir - Le digo moviéndome entre las mesas - Acabo de ver a un rubio... madre mí, es guapísimo - Él me encuentra al otro lado de las mesas y me sonríe - Dios, y me está mirando, Hyukjae... lo siento - me hago el dramático mientras mi conciencia se mueve con un felino agazapado sobre las pequeñas mesitas de bar.

-¿Es más guapo que yo? - Me pregunta él aún al teléfono.

-Tal vez - Le contesto yo - No lo sé, debo verlo de cerca. Ya casi llego - Puedo sentir su perfume mezclado con el aroma a café de la cafetería.

Él sonríe, me mira a los ojos cuando estoy delante de él y me dice al teléfono - Besalo de una vez - Y ambos cortamos sólo para fundirnos en un beso entre sonrisas y mordidas. No importa cuantas veces juguemos a los desconocidos, siempre acabamos igual, yo tumbado en sus brazos, él besándome la boca como si la sed lo consumiera y encontrara en mis labios las últimas gotas de agua que quedan en el mundo. Dios, yo siempre me siento sediento de él. Pero si lo he visto y besado esta mañana. Encuentro a mi pequeña conciencia lamiéndole la cara. Ella vive hambrienta y este rubio de aquí es su plato predilecto.

-¿Té, café? ¿Jugo? - Me pregunta Hyukjae cuando finalmente logro desprenderme de sus brazos y sentarme frente a él.

-Té, está helando ahí fuera - Le digo y me sobo los brazos para calentarme. Cuando la camarera llega, una chica de sonrisa muy bonita que, creo que nos ha visto besandonos, nos sonríe con una complicidad que se cierra en nosotros tres. De pronto quiero ser su amigo.

-Un café bien cargado, té negro con dos cucharaditas de miel y dos pastelitos de chocolate, por favor. Además te pido una jarrita de agua fría - me mira - No puede beber el té tan caliente - Y la chica se sonríe, yo de pronto me siento más pequeño, como un niño - Y cuatro sobres de azúcar. Gracias.

-Eres tan bueno para pedir el té - Le digo riendo y él se encoge de hombros. Hoy se ve tan guapo. Trae un suéter azul marino y por encima sobresale el cuello de la camisa blanca que trae debajo.

-¿Te llamaron? - Su pregunta me desconcierta, no sólo porque no entiendo de qué habla sino porque cuando levanto la mirada él está sonriendo de oreja a oreja - Del departamento - Me dice pero sigo sin entender - Me llamaron esta mañana, se desocupó un departamento arriba, en el quinto piso, uno grande, el que queríamos, el que tiene balcón.

Café con sabor a Miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora