05. NATSUKI - Las siete lunas

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Natsuki es el nombre del mayor desorden que conozco; es mi nombre.

No todos me conocen, pero los que lo hacen, me llaman también "La dueña de las siete Lunas" o "Dios". ¿Por qué? Quizás porque tengo el poder para controlar todo lo que pertenece a este mundo. Quizás, simplemente, porque siempre alardeo de ello, aunque no me lleguen a creer del todo. Cada uno es libre de creer lo que quiera, pero con decirte que yo escribí todo esto, todo lo que eres y todo lo que serás, deberías hacerlo.

"¿Por qué no dejas de escribir?", me preguntaron una vez. Pues sencillo, porque me dedico a esto: voy escribiendo a medida que la vida transcurre. Ese es mi objetivo aquí. ¿Quién me lo ha impuesto? Pues yo misma. Puede parecer una locura, pero vivir eternamente sin un objetivo, es aburrido. Si me construyo mi propio mundo e impongo mis propias leyes, quizás me esté condicionando, me esté limitando física y psicológicamente; quizás no. Pero realmente, si soy yo la que elige el futuro de todos en este mundo, las probabilidades de que me mueran son tan remotas como que el telescopio Hubble descubriera que en el centro de un agujero negro haya un hombrecito con una linterna buscando un interruptor. Si no puedo morir, si puedo vivir eternamente, si puedo hacer lo que se me antoje, ¿por qué no disfrutar y pasar a formar parte de mi propio mundo? Si mi personaje pudiera morir, y por ende, muriera yo, podrían pasar dos cosas: a primera y más probable sería que ningún otro Dios aceptara relevarme en esto de escribir mi propio mundo. Sería como si un escritor muriera a medio escribir una obra, ¿otro autor la continuaría por él? Puede ser, si el escritor es famoso y el libro que estaba escribiendo fuera bueno, probablemente sí. Si esto no ocurriera, si el escritor muriera y nadie supiera de su obra, o su obra fuera mala o, simplemente, él mismo no fuera conocido, seguramente nadie le sustituiría.

Lo mismo pasa con nosotros. Somos "dioses", somos seres incorpóreos, somos mentes pensantes sin rumbo fijo. Somos pensamiento, ideas y sentimientos. Somos el tiempo que pasa y todo lo que ocurre en él. Pero a la vez no somos nada, somos el vacío, la oscuridad y el silencio. Lo somos todo, o quizás nada. Pero lo que estoy segura es que somos o, al menos, puedo asegurar que soy.

Nosotros vivimos en una dimensión paralela a la humana y mortal. También nos conocen como sombras. Somos seres superiores en algunos aspectos, en la mayoría, excepto en que no tenemos cuerpo físico.

Nosotros, los dioses, las sombras, yo, somos seres demasiado grandes para hacernos caber en un cuerpo mortal. Pero somos como cualquiera de ellos, necesitamos algo para hacer durante toda la eternidad. Si uno no tiene nada que hacer de mientras, si no pretende hacer nada durante miles de millones de años, ¿cuánto tendrá que esperar para poder ser feliz? ¿Cuánto hay que esperar cuando se espera una eternidad?

Al final los proyectos abandonados por las Sombras, pueden ser o bien abandonados o bien continuados. Si yo abandonara mi mundo, porque me muero en él, otra Sombra podría retomarlo, continuarlo y hacer con él lo que quisiera: cambiar la ley de la gravedad, cambiar el tiempo, matar a las personas, hacer que a una persona le pase tal o cual cosa... o dejar el mundo correr como lo había estado haciendo. Pero por el momento, no me he muerto, y no pretendo hacerlo.

Una vez creo que me enamoré. No lo tengo muy claro. Quizás sólo él estuviera enamorado. Quizás,... bueno, la verdad es que nunca lo llegaré a saber del cierto. Pero lo que ocurrió fue algo curioso, ya que yo no lo escribí, simplemente, sucedió:

Salí a dar un largo paseo por el bosque. El bosque estaba solamente iluminado por la luna, curiosa, detrás de las nubes. Ellas le daban un aspecto curioso al bosque, jugando con las sombras que se creaban entre los árboles del bosque. Tenía un aspecto ciertamente tenebroso, pero no le di importancia al detalle. Yo solamente quise salir de mi casa para inspirarme y respirar aire puro, y la encontré.

Historias ocultas tras el objetivo de una cámaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora