Ve afuera. Siéntate en el garaje, en el jardín o en la playa y escribe sobre la naturaleza.
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Miré por la ventana y sólo vi color blanco. Era un color relajante. Como un gran manto de nieve virgen: todo lo cubre como suave seda blanca.
Pero lo que estaba ante de mis ojos no era nieve, ni se trataba de seda. Era lluvia. Una lluvia tan abundante y perfecta que parecía una suave tela ondeando en el viento.
Más allá de las gotas de lluvia se llegaba a apreciar los grandes nubarrones grises bajando hasta el reino de los mortales, donde jugaban a cubrir las montañas.
Todo era mágico. Perfecto. Suave, bonito y relajante.
Hasta que un rayó irrumpió en la escena, acallando a los humanos y inquietando a las nubes, que empezaron a llorar más.
Muchos se entristecen, pero yo disfruto escuchando los gritos del cielo y mirando el gran espectáculo de rayos del mismo. Viendo caer la lluvia y escuchando su música. E imaginándome corriendo entre las nubes que coronaban aquellas montañas esa mañana de invierno.
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Historias ocultas tras el objetivo de una cámara
Krótkie Opowiadania«Relatos cortos y no tan cortos que una vez mi mente una vez perdió y volvió a encontrar tiempo después.» En octubre de 2010, una yo muy despistada pero feliz empezó un curso de escritura -casi- sin saberlo. (Yo creía que era un club de lectura pero...