Me deslumbró una luz cegadora. Se escuchó un ruido ensordecedor. Sentí un dolor agudo en la cabeza, la cual empezó a darme vueltas. Las piernas me fallaron y caí a sus pies, chocándome contra la pared. Me pegó una patada en la cara y vi cómo guardaba la pistola antes de perder completamente la visión.
Pensé en mi corta vida. ¿Por qué yo? Sólo tengo ocho años. Pensé en mi familia y mis amigos. Por último, aunque no a propósito, pensé en mi color favorito: el naranja, pero no uno cualquiera, sino el naranja de un atardecer.
Después lo vi todo blanco, el mundo acalló y me dormí.
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Historias ocultas tras el objetivo de una cámara
Short Story«Relatos cortos y no tan cortos que una vez mi mente una vez perdió y volvió a encontrar tiempo después.» En octubre de 2010, una yo muy despistada pero feliz empezó un curso de escritura -casi- sin saberlo. (Yo creía que era un club de lectura pero...