I looked for you for sex

Capítulo 3

Aún sentada en la silla con en lápiz en la mano noté que un compañero que se encontraba a mi derecha estaba tratando de leer lo que recién había escrito, luego clavó su mirada en mí. No tardé en sonrojarme para terminar recostada con la cabeza gacha en el pupitre... quedándome en un estado de inquietante calma. Hasta que sentí una suave caricia sobre mi hombro derecho, subí la mirada rápidamente encontrándome con la de aquel chico.

— ¿Qué pasa? — me preguntó él. Noté algo de preocupación en su mirada.

Yo, quien solo lo observaba con gran detenimiento le respondí:

— No es nada. Solo me he mareado un poco.

Él me dedicó una de sus usuales sonrisas, esas que indican que todo estará bien. En ese instante sentí como si vertieran sobre mi un balde con agua helada y cubos de hielo, así que supuse que estaba sonrojada. Él aproximó a pasar su mano sobre mi mandíbula, el contacto de sus dedos sobre mi piel se sintió como un choque eléctrico, tan placentero, que en ese instante lo deseé, quise que sus dedos recorrieran todo mi cuerpo en ese mismo momento. Yo solo permanecía inmóvil, con mi mirada clavada en la suya, sin darme cuenta, estaba detallando cada parte de su cara, otra vez.

— ¿Sucede algo? — me preguntó. 

— ¡No!— exclamé algo exaltada — No es nada.
— Estaré aquí para lo que necesites, amiga...

Solo lo miré fijamente, mientras este jugaba con las puntas de mi despeinado cabello, le aparté la mano mientra noté que éste sentía cierta intriga.

— ¿En qué piensas?
— En nada. Tengo cosas que hacer, si me disculpas...

Me alejé sin decir ni una palabra, él me miraba con esa intriga que tenía desde hace rato. Solo me fui porque odiaba que él me llamara "amiga", no lo soportaba, de él no.

Salí del aula de clases y me dispuse a tomar aire fresco recorriendo todo el colegio, lo hice repetidas veces mientras observaba a los estudiantes, ellos si tenían vida social; no como yo... Luego de dar varias vueltas, me encontré con mi mejor amiga, la cual vino muy exaltada. No me sorprendió.

— Te he estado buscando dulzura...
— ¿Para? — Le pregunté algo dudosa.
— Te he visto hablar con aquel chico en el salón, y noté como te miraba. Era algo tierno, ¡claramente siente algo por ti! — exclamó. 

— ¿Qué? ¡No! 

— No he terminado... He notado como le miras también, sé que él si te gusta — esto último lo susurró. 

— ¡Estás loca! — alcancé a decir. 

— No, no lo estoy. Son cosas evidentes cariño...
— Está bien, si, me gusta. Pero no comprendo, ¿para esto me buscaste? — le pregunté.
—  No solo eso, pienso que deberías decirle — me respondió. 

— Ni loca.

— Escucha, sé que eres reservada, y no acostumbras a expresarte de ninguna manera, pero ¿qué pasaría si también le gustas?

Tanta insistencia estaba colmando mi paciencia, solo quería terminar esa "conversación", odiaba cuando me preguntaban cosas sobre mi, y más en este sentido. ¿Pero si tal vez lo que decía ella era cierto? ¿Y si también le gustaba? No lo sé... Quería saberlo, pero al mismo tiempo no.

— No pienso decirle nada - me crucé de brazos frunciendo el ceño —, mucho menos en persona. 

— ¿Qué tal una carta anónima? — me preguntó algo exaltada. 

— Pero...
— Si, si, si. No sabrá quién fue, a menos que tú quieras decirle quién fue; o sea tú — dijo interrumpiéndome—. Y del envío no te preocupes, tengo mis contactos. 

— Solo si eso evita que me fastidies con esto como por mínimo, dos meses — le dije. 

— Descuida cielo — me guiñó el ojo—. Te daré tiempo para que la escribas, me la entregas mañana. ¿De acuerdo? 

— Si, de acuerdo.

Y se fue, dejándome sola, al fin. Luego de esa conversación supe que estaba en problemas <<¿Una carta? ¿Es en serio?>> Me molesté conmigo misma por haber dejado que esto sucediera, ahora me sentía comprometida a escribirla, por el contrario, tendría que soportar a la fastidiosa de mi "mejor amiga" por meses, "tienes que aprovechar las oportunidades" es lo que más me diría en esa época de fastidios... Pensándolo bien, no era tan malo; después de todo la "carta" sería anónima.

En todas las horas de clase que me quedaban no pude dejar de pensar en la estúpida carta, ¿qué se supone que pondría en ella? En fin, algo se me ocurriría. Al fin y al cabo ¿qué podría perder?