A medida que vamos creciendo vamos tomando en cuenta de todas aquellas sensaciones que nos hacían sentir infinitos.
Durante nuestra primera infancia podía ser que aquellas veces en las que nos subían a los hombros o nos hacían "volar" tomándonos de las manos y girando, esa sensación de estar al límite que nos llenaba de adrenalina era la más fantástica, con el tiempo esas sensaciones siguen pero con otras acciones, te sentías genial cuando lograba llegar a lo más alto en el columpio, podías ver toda la plaza de un extremo a otro, ahora en la adolescencia eso lo sientes cuando puedes escuchar bien a música acompañada de un buen viaje, así sea sólo o con buenas personas, te sientes infinito cuando disfrutas de pequeñas cosas volubles de la vida...
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