Capítulo II

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Tal como si fuera una rosa, las gotas de rocío cubría parte de sus hombros, piel lechosa con distintivas pecas era el atractivo, su cabellera corta color oro estaba húmeda, peinado por los dedos por atrás. Sentada en su gran tina de piedras pulidas, el agua cubría parte de sus caderas dejando expuesta sus pechos redondos, sus brazos reposaban a lo largo del filo de manera tranquila, despreocupada, pero el aire de superioridad no la dejaba, ella era intimidante desde la forma en que ve a su alrededor, hasta la forma en que respira, camina y habla. Pero yellow no siempre fue así, fue tonta e inocente alguna vez.


Sus damas entran al gran baño de manera silenciosa, tres jóvenes con vestidos largos negros de la tela más delgada, un mandil blanco era sujeta por la cintura de todas y estaban descalzas. Una se posiciona tras la princesa, no, princesa era más un término para los débiles, eran para mujeres bajo el mando masculino, no, ella era más que eso, ella es una General, una mujer que con solo la mención de su nombre hacia cagar los pantalones de todos los hombres, incluso hacia mojar las bragas de las doncellas, más de lo que un príncipe haría.


Las damas dieron comienzo a su trabajo, una le lava los cabellos cortos, la otra pasaba una esponja en el brazo derecho y la tercera, hacía lo mismo pero en las plantas de los pies. No era difícil de identificar que las las jóvenes damas tenían una fuerte atracción hacia su princesa, ella era atractiva, aunque no lo digan en voz alta por miedo al rechazo público. Los músculos de los brazos era atendido por las suaves esponjas, relajados por tan suaves atenciones, pero en la mente de Yellow trabajaba sus estrategias, sus batallas, esas tierras codiciosas, sus ojos estaban cerrados, pero bajo los párpado sus ojos estaban en inquietud. Recuerdos de sus victorias, de víctimas, tierras, castillos destrozados, eran imágenes que pasaban como una diapositiva rápida de sucesos de suma importancia en su vida, hasta que llegó aquella chica, su media hermana, sus ojos se abrieron en sorpresa, su mente dio lugar a su hermana Blue, recuerda cada fibra de su cabello largo, sus ojos que emanaban timidez, sus labios gruesos ligeramente entre abiertos, las curvas de su cuerpo. No entendía porqué de todas las cosas más importantes, su cabeza dio lugar a ella. Recupera su compostura, levanta más la barbilla y se deja doblar su pierna una sobre la otra.


—— ¿Tienen alguna orden del rey sobre las visitas de los Heren?—— habló Yellow aún con los ojos cerrados, su voz era fría y confiada.


Las damas se vieron una a la otra, era la primera vez que la general les hablaba y les sorprende el interés en la visita de la familia Heren, así que no buscaban como responder.


——Si, su majestad.—— respondio la chica que lava los cabellos. Yellow se mantuvo paciente esperando más. —— El rey nos encargo de los manjares y la vestimenta de la princesa Blue.——


—Hummm—— murmuró la ojos carmín, dando el final.


Blue, su pequeña hermana. Aún recuerda aquel acontecimiento, uno que ella nunca olvidará, pero de qué Blue ya se olvidó.

Una vez que sus cabellos era enjuagado y secado al igual que su cuerpo, se puso de pie. Las damas se apresuraron a vestirla adecuadamente, pantalones entubado color negro, una blusa blanca de manga larga ancha, que era cerrada por el pecho con cintas, sus botas de cuero le llegaba por debajo de su rodilla, rápidamente las jóvenes le peinaron la cabellera, a su estilo característico. Una vez lista se vio por el espejo, tomo su espada y se marchó dejando limpiar a sus damas.

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