Capítulo 12

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Maratón 2/4

Alena:

Llegamos a casa de Julia, sacamos un vino que tenía por ahí, pusimos música y nos pusimos a beber. Recorrimos toda la casa de Julia riendo, bebiendo y bromeando hasta que llegó un punto en el que estábamos todos separados, Julia estaba con Isaza y yo estaba a lado de un enchufe con mi celular mientras cargaba, miré a mi alrededor y observé que Simón estaba tapándose los ojos y me percaté que estaba llorando, sentí muy feo verle así y me acerqué a él.

-Estás bien?-lo abrazé-

-Decepciones amorosas...

-Te entiendo. Cuéntame, puedes confiar en mí.

-Hace dos años me enamoré de un chica, cuando te enamoras es obvio que le cuentas a todos tus amigos, me dieron un par de consejos y realmente estaba enamorado y perdido en ella, amaba cada centímetro de su cuerpo, en fin...un día fuimos a un festival y de pronto la perdí de vista, claro está que te preocupas un poco y fuí a buscarla, cuando la ví...

-¿Qué pasó?

-Ella y Villamil...

-¿Qué hicieron?

-Ellos se estaban besando, me partió el corazón por completo.

-Es un pendejo.

-Alena, no quiero que pienses que Villamil es así, te juro por Dios que no lo es, lo conozco desde que teníamos 5 años.

Nos quedamos en total silencio y Simón puso su mano arriba de la mía.

-Alena...

-Dime.

-Tengo miedo.

-A qué?

-Creo que me estoy enamorando.

-Es normal, todos compartimos ese miedo.

Lo abrazé y nos quedamos dormidos. Sentí como Julia nos tapaba y tenía ganas de irme a mi casa pero estar entre él me hacía sentir con paz, Simón era una persona muy cálida.

Simón

Estoy enamorado, tengo miedo. Alena me abrazó y puedo jurar que ese fué el abrazo más sincero que pueda existir.
Desperté, tomé mis gafas y miré la hora, eran las 9 de la mañana y teníamos entrevista a las 10, busqué en toda la casa a Isaza hasta que me lo encontré en cama de Julia dormido.

-Prro, despierte. Vamos, tenemos entrevista a las 10, apúrese.

Isaza se paró de inmediato y se puso su pantalón y su playera, tratamos de recojer un poco y nos fuimos de ahí, las chicas estaban tan dormidas que no quisimos despertarlas. Fuimos a la entrevista y de ahí nos fuimos a casa a descansar. Llegamos, Villamil y Martín estaban jugando Play y Martín me cedió su control.

-¿En donde estaban?-preguntó Martín-

-En casa de Julia.-respondí-

-Viste a Alena?-preguntó Villamil-

-Sí. Está muy bien.

Dejamos la plática atrás y nos pusimos a jugar. Le cedí el control a Isaza y me fuí a mi cuarto a leer un poco, pero me era imposible, pensar en el abrazo de Alena me distraía. Entró Martín y se sentó a mi lado.

-¿Cómo les fue en la entrevista?

-Todo bien, fue muy corta.

-Villamil y yo queríamos ir pero nos quedamos dormidos.

-No pasa nada.

Tocaron la puerta y Martín salió a abrir, no tenía nada que hacer y le envié un mensaje a Alena.

-Tienes tiempo hoy?

-Sí, a la hora que quieras.

-Vamos a comer, que te parece si vamos a La Casa Del Pastor?

-Acepto, nos vemos ahí a las 5.

Me duché y me puse un pantalón negro, una camisa de cuadros y mis botas, tomé mi cartera y mi celular y salí de ahí, pasé por la cocina para avisarles a los chicos que saldría.

-Prro vengase a comer.-dijo Isaza-

-No, muchas gracias, voy a salir a comer.

Salí de ahí y me dirigí hacia allá con muchos nervios, es como una cita y hace años que no tengo una. Llegué y ví a Alena a lo lejos y la saludé, entramos y ordenamos de comer.

-Y qué te gusta hacer? -pregunté-

-Conocer México.

-México es muy lindo, los tacos de pastor son mi amor eterno. -le sonreí-

-De todos. -rio y por alguna razón no la pude dejar de ver-

-Tienes una risa muy hermosa al igual que tu sonrisa -dije sincero viéndola detenidamente-

Ella solo se me quedo viendo en silencio, un silencio que no puedo describir, un silencio que a los dos nos encantó y no nos incomodaba para nada.

-Y tu cara es peligrosamente preciosa. -sonreí como un tonto embobado- Sabes? Ojalá te enamores de alguien que sepa lo que vales, que a cada una de esas cosas que tú llamas "defectos", les ponga tu nombre y sueñe con abrazarlos cada noche.

Llegó nuestra comida interrumpiendo el momento y Alena no habló y se concentró en comer. Acabamos y Alena tenía algo de prisa.

-Alena, podríamos salir mañana. Claro...si gustas.

-Sí mañana te marco. Hasta luego.

Alena me dió un beso en la mejilla y se fue. ¡Tuve una cita con Alena!

México Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora