México Juan Pablo Villamil

Capítulo 3.1

Alena

Jueves...los jueves son los peores días de la semana para mí porque entramos más temprano a la universidad y salimos más tarde.

Los jueves dan conferencias y cuando son los jueves últimos de mes hacen una reunión con todos y nos dicen todo lo que haremos en el mes, ya sea un cambio de horarios, voluntariados, exposiciones o conferencias. En las conferencias siempre Julia y yo nos sentabamos juntas y gracias a ellos no se nos hacía tan aburrido. Faltaban 15 minutos para salir y yo moría de sueño.

-Wey, no mames la hueva que me cargo. -le dije a Julia mientras me recargaba en su hombro.-
-Ya, solo quedan 15 minutos. -susurró Julia poniendo atención-
-Tengo hambre.
-Llevas diciéndome eso desde que entramos, ahorita que salgamos te alimento bebesita chiquita de mami. -dijo Julia en tono de burla-
-Neta te pasas. -dije riendo-

Cada minuto se me hacía eterno hasta que por fin sonó la campana; literalmente fuí la primera en salir de ahí. Tenía mucha hambre y yo sólo quería subir al auto e irnos a comer unos deliciosos tacos; pero me encontré con la sorpresa que Julia no se había venido en su auto y si vamos a mi casa por el mío da lo mismo que ir a los tacos caminando, así que nos fuimos en Uber. En el camino íbamos platicando sobre todas las actividades de este mes que realmente no eran muchas pero sí eran difíciles.
Llegamos a nuestra taquería favorita de toda la vida, "El borrego viudo" una taquería donde se llena cabrón, esperamos a que se desocupara una mesa y en cuanto se desocupó nos sentamos esperando que vinieran a pedir nuestra orden algún mesero pero derrepente había mucha gente y muchas chicas gritando y diciendo te amo, en fin...cuando vives en la CDMX se te hace súper normal ver a "famosos", en fin, yo no le tomé mucha importancia. Julia es demasiado chismosa pero de esas chismosas que saben disimular, se paró pero no vió en lo absoluto y regresó a la mesa. Todo se calmó un poco pero había mucha gente esperando entrar, nosotras pedimos nuestros tacos y llegaron poco tiempo después, como toda buena mexicana para comer un taco debe de haber un proceso, sal, salsa, cebolla, cilantro y limón, ufff de solo pensarlo se me hace agua la boca. Le dimos un mordisco a nuestro taco y nos supo a gloria.

Habían dos chicos con gafas de sol conversando con un mesero y llevaban mucho tiempo pero en ese tiempo yo sentía como que alguno de ellos nos miraba y me empecé a sentir rara, pensaba que tenía algo en la cara.

-¡Hey chicas, ya están aquí! -dijo uno de los chicos-

Julia y yo nos quedamos sacadas de onda pues no los ubicabamos.

-Ellas son las chicas que esperábamos jóven, podemos pasar?
-Claro, pasen.-dijo el mesero-

Estábamos a tres metros de ellos y en eso uno se quita las gafas, oh por Dios, es el chico pesado.

-Los invitaste? -le dije a Julia en voz baja-
-Para nada, pero me emociona.
-A mí no.

Se sentaron los chicos como si fuesen nuestros amigos, y se presentaron (de nuevo) Isaza y Villamil, ese Villamil desde que lo tienes enfrente sabes que es muy terco. ¿Les había mencionado que sus platicas me ponen incómoda y me aburren?, pues sólo Julia, Isaza y Villamil se entienden. Platicaron, pidieron sus tacos, se tomaron unas fotos y era la hora de pagar.

-Joven podría darme la cuenta? -dijo Isaza-
-Isaza, no. Yo pago todo. -dijo Julia-
-No yo.

Hubo una mini pelea, hasta que al final Isaza pagaría la cuenta; Isaza no tenía efectivo y Julia lo acompañó a un banco cerca de ahí. Y yo...me quedé con este chico frente a frente; tomé mi celular y me puse a mensajear con una amiga, sentía que Villamil veía mi conversación y bueno...mis instintos son mis instintos, y efectivamente estaba de chismocillo. Alcé mi mirada y lo miré a los ojos.

-¿Qué onda, te quieres unir a mi conversación?
-Lo siento.

Bajé mi mirada y volví a mi celular, Villamil me miraba y me miraba, de pies a cabeza y me incómodo y para romper el hielo le hablé.

-¿Cuál dijiste que era tu nombre? -dije guardando mi celular en mi bolsillo-
-Juan Pablo, Juan Pablo Villamil y el tuyo?
-Alena.
-Alena? Lindo nombre.
-Gracias.

Transcurrió la plática, me preguntó sobre si tenía hermanos, sobre mis estudios, lo normal, súper equis nuestra plática; pero llegó un pregunta que en lo personal me disgustó.

-Y...tienes pareja? -dijo Villamil-
-Vaya confianza.

Le mandé un mensaje a Julia pues llevaban más de 30 minutos y me dijo que habían ido al Parque Lincoln en Polanco . Yo no pensaba pasar más tiempo con este tipo, me paré y me despedí de él de inmediato, salí de la taquería y él me venía siguiendo.

-¡Alena, Alena! A dónde vas?

Me tomó de la mano y sentí algo, una sensación magica pero jamás experimentada, quité mi mal de la suya y aceleré el paso, de nuevo se repetía la escena.

-Tengo una cita, hasta luego.
-Por lo menos dame tu número.
-Se me hace tarde hasta luego.

Llegó mi Uber y me subí rápidamente, en mi cabeza solo pasaba la imagen de sus ojos.

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