Cap. XXIII. El Invierno que arrastra tu tristeza.

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Apoyo su cabeza una vez mas en el hombro de su amiga, podía notar como la miraban de reojo, empezaba a odiar aquellas reacciones en las personas, odiaba mas la razón por la que lo hacían, no podía sino estar impotente ante todo eso, callar la razón por la que su prometido había cortado comunicación tan de repente.

-Estas mejor?- Murmuro la castaña acariciando los mechones expuestos de la ojiblanca, la sintió asentir con desgana, obligándola a suspirar. –Solo está molesto… Debes entenderlo un poco…-

-Iie… No quiere tener hijos Umiko… No los desea y yo… No pude cuidarme!- Dijo sintiendo las lagrimas acumularse en sus ojos, apretó los ojos intentando contenerlas pero el recuerdo de aquel día aprecia una vez más ante sus ojos.

Flash Back.

Se lanzo de rodillas al piso abrazándose intentando contener su tristeza, podía escuchar sus gruñidos a unos cuantos metros, al parecer estaba muy molesto y eso solo la confundía mas, sus lagrimas herían sus suaves mejillas el frio empezaba a ser inclemente hasta para ella.

-Hina…- Un murmullo capto su atención y varias respiraciones flotaban a su alrededor, sabia quienes eran pero aun así se sentía desesperada, bajo aun mas su mirada y se abrazo un poco mas fuerte soltando un jadeo debido a una punzada en su vientre.

-Cálmate!- Dijo algo asustada la peliazulada agachándose para tomarla por los hombros. –Que es lo que está sucediendo?... Porque Uchiha-kun esta tan molesto?-

-Sasuke-san….- Murmuro sintiendo una punzada aun mas fuerte movió sus manos hasta su vientre intentando brindar una falsa seguridad, se sentía totalmente desprotegida, usada y aun peor confundida, no entendía aquella reacción, no entendía sus palabras, como podía molestarse tanto por tener un hijo, como podía lavarse las manos de aquello.

-Hina… hay algo que nos estas ocultando?- La voz de Karin sonó mas seria que nunca obligando a la ojiblanca a levantar su mirada, se sorprendió de ver aquella mirada de confusión en los rostros de sus amigas, no podía… Sencillamente no diría la verdad.

-Hinata… Acaso hay algo más?... Que el compromiso?- Divago la pelirrosa agachándose hasta quedar al nivel de su amiga. –Nosotras no te juzgaremos Hina-chan…- Dijo intentando sonreír, la ojiblanca la miro con desconcierto y subió su mirada una vez más topándose con unos ojos color miel que la miraban en silencio.

-No confías en nosotras?- Pregunto la castaña a la nada haciendo que los blanquecinos ojos volaran desde su posición segura hasta la confundida de su amiga, podía admirar la tristeza que se dibujaba en ellos y nuevamente busco seguridad en los color miel los cuales asintieron, apoyando su silenciosa decisión.

-Hai… Demo…- Empezó, sentía el peso de haber ocultado su noticia por algunas semanas, había prometido que no diría nada hasta que él se enterara pero… Nuevamente el dolor arremetía contra su delicada persona obligándola a sollozar ahogadamente.

-Hinata…- Murmuro la pelinegra mayor captando la atención de todas las chicas. –No importa si ellas lo saben… Tu otosan… Él es quien debe preocuparnos ahora- Comento soltando un suspiro cansado, en su rostro se dibujaba la molestia de ver sufrir a aquella delicada joven.

-Hai…- Acepto bajando un poco más la cabeza, sentía algo de vergüenza por lo que diría pero debía hacerlo ya bastante tiempo lo había ocultado, su corazón empezó a latir aceleradamente mientras encaraba a cada una de sus amigas.

-Y bien?- Murmuro algo impaciente la pelinegra de gafas, Hinata solo pudo sonreír al saber que aquella parte de su personalidad nunca cambiaria, ella siempre era la más apresurada de todas.

-Yo… Estoy… Estoy…- Podía sentir el calor acumularse en sus mejillas al tiempo que el aire empezaba a hacerse más pesado en sus pulmones, tenía que soltarlo todo de una sola vez. –Estoy… Embarazada- Susurro bajando la cabeza avergonzada, pudo escuchar el grito contenido de sus amigas.

El Pecado de tu InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora