Cap. XXVIII. Larga Espera, Mikoto Uchiha Aparece.

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Sus ojos perdidos en la blanca cerámica de todo el lugar, sintiendo como a su alrededor la gente iba y venía, los sollozos a su lado se habían aplacado al momento que un medico llego hasta ellos, no le importo, no era el médico que le importaba.

-Como esta?- Murmuro una voz femenina justo a unos cuantos pasos de él, su voz sonaba ronca de todo lo que había estado llorando, el no comprendía nada, no entendía porque les había pasado eso, porque a ella.

-Esta delicado, tenemos que ver si sobrevive a la noche- Dijo sereno el médico viendo con sorpresa la gran cantidad de gente que se había reunido en unas cuantas horas en aquel lugar, no podían quedarse ahí toda la noche.

-Arigatou- Murmuro la ronca voz opacándose un poco más, sus ojos se perdieron nuevamente en la cerámica blanca mientras sentía como nuevamente un peso aparecía a su lado, intentando traerlo a la realidad.

"Hinata…" Pensó para sí cubriendo su rostro, nuevamente la presión en su pecho lo estaba ahogando y solo podía esconderlo, no podía permitirse perder el control, no podía siquiera pensar en lo asustada que ella estaría, ni en como estaría su hijo.

-Sasuke-kun?- Una suave voz llego hasta sus oídos haciéndolo girar lentamente su rostro hacia esa voz tan conocida. –Aquí tienes…- Murmuro mostrándole una taza de café.

-Hmp- Gruño tomando el plástico caliente entre sus manos y nuevamente bajaba su rostro observando distraídamente el objeto, podía ver como su piel se ponía roja, estaba demasiado caliente mas no lo suficiente como para calmar el frio que había llenado su alma desde temprano.

-Kiba-kun…- La grave e intimidante voz de Hiashi resonó por todo el salón haciendo que el castaño brincara en su lugar. –Busca a Hanabi-chan… Está sola en la casa- Ordeno haciendo que el pelinegro alzara momentáneamente su vista.

-Ha… Hai- Dijo el castaño algo confundido, sabía que la menor de las Hyuuga todavía era ignorante de la situación por la que estaban pasando. –Demo… Ella…- Empezó dudoso escuchando un gruñido por parte de su jefe.

-Ella sabrá como tomarlo cuando llegue aquí… Yo hablare con ella- Dio como simple explicación cruzándose nuevamente de brazos y dejándose caer totalmente en el sillón que hasta ese momento había estado ocupando.

-Hiashi-sama…- Una tercera voz apareció en el aire haciendo que el pelinegro se girara para verla, era la castaña, tenía varias horas sentada sin siquiera tomar nada, realmente podía notarse la preocupación en su mirada. –Yo… Yo quisiera quedarme aquí hoy- Pidió bajando de golpe su mirada, sus ojos se habían llenado de lagrimas nuevamente y no quería que su jefe la viera en ese estado.

-Hai… Cuidaras de Neji… Eres la única que siempre ha sabido tratarlo- Dijo restándole importancia a la petición de la mujer, su atención estaba centrada totalmente en el letrero rojo que seguía encendido indicando que todavía estaban en cirugía.

-Hiashi-san, no quiere que le busque algo?- La suave voz de la pelinegra llego hasta los oídos del menor de los Uchiha nuevamente, viendo con sorpresa como el castaño negaba lentamente volviendo a cerrar los ojos.

-Otosan se ha tardado- Soltó por primera vez en algunas horas el pelinegro, viendo con cierta incomodidad como todos se giraban a verlo, al parecer no esperaban que hablara tan rápido.

El Pecado de tu InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora