Cap.39

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Camila P.V.O

Un domingo por la mañana se suponía que era alegre y enérgico, la mayoría de las veces soleado y tranquilo. Tendrían que estar los días muy animados en las calles de Las Vegas, Nevada. Las cafeterías suelen estar muy llenas cada mañana, gente que disfrutaba de un buen domingo frecuentaba a menudo la cafetería que estaba enfrente del maravilloso hotel Skylofts. Ahora parecía ser una excepción. El lugar estaba muy callado y solitario; mínimas personas sentadas en dos, tres mesas leyendo o perdidos en las portátiles, pensado en sus problemas tal vez, como yo.

El sonido de la lluvia caer me estaba inundando mi cabeza. Estaba sentada en una de las pequeñas mesas que estaban junto al gran ventanal. Veía a una que otras personas correr evitando mojarse, a otras caminar tranquilamente bajo una sombrilla y a algunas caminar sin ningún apuro bajo la lluvia. Me hubiera gustado quedarme en esta cafetería todo el maldito día y disfrutar de la vista, pero no podía, pronto tenía que alistar mis cosas e irme nuevamente a California. Bebí el último sorbo de café y me puse de pie, deje suficiente dinero sobre la mesa y guarde mi móvil en un bolsillo donde estuviera seguro del agua para después ponerme el gorro del buzo y salir de la cafetería. Cuando el semáforo se puso en rojo, corrí hasta la entrada del hotel y me quite el gorro que apenas se había puesto húmedo. Pronto una señorita de recepción se aproximó hasta mi sonriendo con una toalla.

— No hace falta, no me moje mucho — le sonrei por cortesía.

— Señorita, su bienestar es nuestra prioridad — me extendió la toalla y me contuve a rodar los ojos.

— Gracias.

Me aproxime al ascensor y me asombre al ver al mismo hombre que había visto con Jordyn hace un par de días. Lo que me sorprendió fue que el hombre también tuvo esa reacción, ya que, me miro con los ojos muy abiertos como si fuera un fantasma cosa que me resulto en gracia. Rodé los ojos y presione el numero del piso donde estaba la habitación. El hombre fijo su vista en el numero que había tocado y pestañeo varias veces.

Que gracioso hombre.

Salí en cuanto las puertas fueran abiertas nuevamente, camine rápido hasta la habitación que había estado compartiendo con mis supuestas amigas y suspire cuando estuve dentro. Me quite el buzo y lo arrojé al primer sillón que vi, me quite los jeans y a los segundos quede en un ropa interior, camine hasta el primer baño y abrí el grifo para llenar la tina.

Rebusque entre la poca ropa que quedaba en el closet algo de ropa, tome unos jeans negros rasgados y una camisa de arctic monkeys, deje mi cabello caer y me maquille natural, sin ganas. El sonido del teléfono llamo mi atención y suspire antes de tomarlo.

— Buenas tardes señorita Cabello, su chofer esta listo para llevarla hasta su destino — informó una persona con voz rasposa y formal.

— Ahora bajo, gracias — suspire y colgué el teléfono.

La pesadez que aguardaba en mi cuerpo me estaba acabando. Me sentía tan cansada y desesperada por largarme de este hotel, de esta habitación, de Las Vegas. Mi cabeza estaba tan sensible tanto que parecía un cristal apunto de quebrarse, me sentía débil con cada pensamiento que tenía sobre ella. El recuerdo de el dolor de su voz y la imagen de ella llorando me estaba fastidiando la existencia, me dolía tanto volver a escuchar sus palabras, su dolor estaba en un abismo. Igual al mío. Por suerte, anoche ignore que Roger estaba decepcionado y enfadado conmigo, me trague mi orgullo y le llame a mi manager para que solicitara un maldito jet que me llevara cuanto antes a California. Me urgía despejar mi mente y pensar sobre _________ Dallas.

Suspire y sobe mis sienes con frustración. Cerré la última maleta y levante mi vista para ver al empleado de Skylofts mirándome con pena. Vaya, en serio que me estaba irritando que todas las personas me vean así.

The Best Deception (Camila Cabello Y Tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora