Solo Yo |Sterek•M-Preg|

Capítulo 31: Disfrutar El Día.

Tenuemente el sol se colaba por la ventana en el cuarto de Derek, ambos, tanto el lobo como el castaño dormían plácidamente abrazados. Derek aprisionando a Stiles entre sus fuertes brazos, inconscientemente queriendo mantenerlo seguro, mostrando así su sentido de protección para con su pareja.

Es increíble ver como dos personas que antes, podías ver que eran bastante opuestos, ahora encajaban tan armónicamente.

Derek fue despertando, sonriendo feliz al escuchar el palpitar a su lado, Stiles dormía con su espalda pegada al pecho del lobo, dejando ver en su cintura la marca que evidenciaba que era su compañero, su novio, la otra mitad de su alma, su mundo entero.

Pensaba en todo lo que había pasado con el castaño, lo mal que lo había tratado hace tiempo, aunque para ese entonces pensaba que era por su propio bien, de igual manera sentía que había actuado mal y por sus acciones tal vez hubiese perdido a lo más preciado que pudiera tener, a Stiles.

Sin duda trataría de enmendar todo el daño que le ha hecho, ahora que sabía que su vida podría correr peligro, lo protegería con todo lo que tiene.

Siguió admirándolo, delineando con su mirada el contorno de su figura, no pudo evitar que las puntas de sus dedos recorrieran  la marca de acoplamiento, aquella que dejaba en claro que Stiles es y será suyo para toda la vida y él no podría estar más feliz por ello.

El castaño se estremecía por sus caricias y se acercó a él en busca de más contacto, lo abrazó pegándolo a su pecho transmitiéndole el calor que su cuerpo emanaba.
- Bueno días Sourwolf - Stiles se volteó y hundió su rostro en el pecho del mayor frotando su nariz contra este.

- Buenos días castañito - lo miró con ternura perdiéndose en sus ojos.
Desayunaron juntos, desde el día de su cita Derek se había encargado de mantener la nevera y los estantes llenos de comida, ansiaba el día en que Stiles se quedara a dormir y ya que por fin había sucedido se alegraba de haber pensado en ello.

Pan tostado con mantequilla y queso, un vaso de jugo de naranja y pedacitos de piña fueron el desayuno perfecto para esa mañana.

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- ¿Estás seguro que es por aquí? - la voz de Josías se escuchaba cansada - quiero dormir, ¿No podemos buscar después? ¿Por favor?

- Claro que es por aquí, tú mismo lo sentiste - siguió caminando por el bosque - quien hizo esa barrera estuvo cerca de Stiles y no sabemos quién es, sabes que es importante - se detuvo - no puedo permitir que le hagan daño, ya nos lo hicieron una vez y no hice nada para evitarlo - las piedras empezaron a levitar - esta vez no dejaré que me alejen de mi hijo otra vez - el viento sopló fuerte y las nubes empezaron a oscurecerse - ese jaguar deseará no haber nacido.

El cambio de ánimo de Adalia estaba interfiriendo con el clima sin él darse cuenta, Josías lo agarró por el brazo y pareció calmarse.

- Tranquilo, sigamos buscando - siguieron caminando.

Caminaron por quince minutos más y Adalia sintió el mismo rastro mágico, una barrera un poco diferente a la que estaba en el loft se encontraba allí, protegiendo una cueva, sus ojos brillaron y la atravesó, sin necesidad de interferir en el hechizo, Josías lo siguió.

Dentro se encontraron a un chico y una chica durmiendo con sus cabezas sobre sus mochilas, se veían apacibles, pero Adalia desconfiaba.

Su voz sonó diferente y varias raíces tomaron a los chicos, quienes se despertaron abruptamente y desconcertados, de inmediato ambos empezaron a forcejear para liberarse, Josías levantó su mano y ambos quedaron inmovilizados.