V e i n t i n u e v e

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Ya, les prometo que me pongo a revisar sus comentarios de los últimos dos o tres capítulos. Espero que les guste el capituló...

     Cuando Christina llegó esa noche a su casa no pudo evitar la tentación de desquitarse por mensaje con Iñigo. Le había hecho pasar una semana de locos y aún tenía el descaro de hacerla sentir menos. Se podía ir al infierno. Y si lo haría saber.

Mientras se daba un baño caliente pensó en todo lo que le quería decir, y se hizo una idea mental de lo que sonaría su mensaje una vez lo mandara. Y cuando salió del baño hizo justamente eso. Le mando un mensaje expresando lo mucho que lo odiaba y que se podía podrir en el infierno.

Christina: Sabes, tu asistente me corrió de la empresa.

Christina: dijo que si no pretendía llegar en mi día de descanso, tendría que prescindir de mis servicios.

Christina: yo aún de idiota le dije que él no tenía el poder para hacer eso, pero me dijo que mientras tu no estuvieras en el país, él era el que se hacía cargo de la empresa.

Christina: fue muy gracioso pensar que en algún momento llegue a considerar que tenía algunos derechos en el negocio familiar. Fui una idiota, teniendo en cuenta que jamás fui una prioridad para ti.

Christina: Ah, por cierto, te mentí. Si estaba muy preocupada por ti. No te haces ni una idea de todo lo que me tocó pasar en ese fin de semana. Y la verdad que la culpable fui yo. Yo y mi ingenuidad. Porque cuando decidí aceptar a un prometido creí que me convertía en una prioridad en tu vida, al igual como tú lo serías en la mía. Y yo no tenía problema alguna, es más, me empezaba a tomar eso muy enserio. Pero al parecer a ti no te importa ninguna de esas pendejadas.

Christina: lo lamento mucho, pero no puedo pretender compartir mi vida al lado de un hombre que no me considera importante. Maldición, no te quitaba ni un segundo mandarme un pequeño mensaje diciendo que habías llegado con bien. Y menos si tuviste el tiempo para hablar largo y tendido con Richard, la persona que puede manejar sola tu empresa.

Christina: tuve una de las peores semanas de mi vida por cuidar de tu empresa, lo menos que esperaba era que te interesaras solo un poco en mi.

Christina: al menos no hemos cometido ningún error irreparable. Creo que con esto queda claro que ni tú tienes mi visión de las relaciones, ni yo pretendo pensar igual que tú. Así que será mejor dejarlo por las buenas. Esta semana hablará mi abogado con alguien de la empresa para terminar mi contrato y llegar a un acuerdo con la indemnización. Gracias por todo Iñigo.

No esperaba que Iñigo le respondiera, incluso pensó que lo leería y no se tomaría la molestia de escribirle un mensaje, pero la enfureció aún más cuando su contestación llegó.

Iñigo: hablaremos cuando regresa a America.

No, no tenían nada de que hablar. El había dejado en claro sus intenciones con ella y ella sabía perfectamente que no podía recibir tan poco de una relación. Quería a una pareja, no s alguien con quien compartir la cama y el apellido.

• • •

     El sábado por la mañana Christina fue hasta el salón para arreglarse impecablemente. Le hicieron las uñas, el cabello e hizo una cita para un retoque y maquillaje una hora antes del evento.

No iría acompañada, pero por lo menos podía ir impecable y hermosa a la reunión. Podían hablar lo que fuera de ella, sin embargo luciría fantástica aunque por dentro estuviera hecha un lío.

Tenía más que nada mucho coraje con el hombre que prácticamente la dejó plantada. Había sido una estúpida en pensar que Iñigo sería diferente al resto de hombres. Pero gracias a Dios se había dado cuenta que para el chico ella solo sería una cosa más en su ocupada vida, y no una prioridad. Y así no quería tener ninguna relación con un hombre.

Cásate Conmigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora