T r e i n t a y S i e t e

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Cuando se acostó al lado de Iñigo pensó que solo lo haría hasta que él se durmiera, y luego saldría de la cama para descansar en el pequeño sillón que había en la habitación. Sin embargo parecía que su cuerpo no estuvo de acuerdo con su plan, porque tardó menos de lo que creía en dormirse junto al hombre.

Iñigo por su parte durmió desde el momento en el que cerró los ojos, el dolor había sido calmado a base de tranquilizantes y morfina. Aún sentía un pequeño malestar cuando respiraba, pero mientras más tiempo pasaba más sordo y alejado parecía el dolor, y más se cerraban sus ojos.

Estaba cansado y después de casi una semana en vela volvía a la paz junto a Christina en sus brazos. Así que durmió plácidamente más de lo que había dormido en mucho tiempo.

•••

Cuando Christina abrió los ojos varías horas después de haberse quedado dormida, y se percató que ni Iñigo ni ella se habían movido en lo absoluto. Habían permanecido inmóviles, entre los brazos del otro, y extrañamente se sentía muy bien descansada. Aún era muy temprano por la mañana, y con mucho cuidado se desató del agarre del hombre con algunos mascullidos irritados en protesta de parte de Iñigo. Sin embargo parecía estar de piedra, no se inmutó y permaneció dormido.

Christina aprovechó ese momento para bajarse de la cama y caminar hasta el baño, en donde se refrescó lo más que pudo. Cuando volvió a la habitación revisó su celular, la noche anterior había mandado a su familia a casa. Parecía que su tía y primos tenían muchas preguntas que hacer de su supuesto novio. Y sus padres también, pero no hicieron ningún tipo de comentario. Ya lo harían cuando estuviesen solos.

Tampoco objetaron en lo más mínimo en que Christina permaneciese en el hospital con Iñigo, es más, lo encontraban lógico. Y solo le pidieron que su pasaba algo los llamaría a cualquier hora.

Sus padres le habían mandado un par de mensajes a los que ella respondió. Luego reviso las llamadas perdidas y tenía varias de Hoods por lo que le llamó cuando hubo terminado de responder preguntas por mensaje.

"Buenos días, Ingeniero. Disculpe que no le conteste, he estado todo la noche en el hospital y tenía el celular en vibrador." Explicó la chica al escuchar que le contestaban.

"Está bien Christina, me imagine que estabas con él. Llamaba para saber cómo seguía y si has podido verlo."

"Pues parece que está muy golpeado y tiene varios huesos fracturados, pero ya se encuentra estable. Lo tienen sedado, el dolor parece ser insoportable." Explicó la chica mirando a Iñigo mientras acariciaba su cabello con los dedos.

"No te preocupes mucho. Es un hombre fuerte, saldrá de esta."

"Eso espero... pero sigo pensando que deberíamos avisar a su familia. Por lo menos para enterarlos de lo sucedido. Ya sabemos que estará bien, podemos asegurar que esta bien."

"No lo sé. No creo que a Iñigo le guste mucho esa idea. Odia ser el centro de atención, y menos si de su familia se trata." Dijo mientras se reía del comentario más absurdo que Christina alguna vez escuchó.

"¿El centro de atención? ¡Por Dios! ¡Eso no tiene nada que ver con ser el centro de atención! Yo no sé si usted no piensa decirle nada a la familia, pero yo hablaré con ellos de todas formas." Afirmó pensando qué tal vez así podría persuadirlo para que el hablase con la familia.

"Bueno, te mandaré los contactos de los padres de Iñigo para que los llames."

Aquello la había hecho ahogarse en su saliva. No pensó que le diría eso, y ahora tendría que hablar con los padres de Iñigo. Con los que alguna vez considero sus suegros, suegros a los que no conocía... solo pedía que el hombre no se enojara por hacer lo que haría.

Cásate Conmigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora