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Ninguna hablaba. Pues yo en realidad no lo haría. Me parecía un total desperdicio de saliva.

Sabía que si le decía algo ella no me haría caso. Ella nunca lo hizo.

Algunas personas tenían mojón mental.

Me entristecía que mi madre lo tuviera.

En resumen y en pocas palabras.... Mi madre me decepcionaba.

Paró el auto en frente del edificio. Me parecía una total pérdida de tiempo pero aún así me parecía irrelevante.

Todas éstas personas no me haría cambiar de opinión. Yo estaba segura de mis preferencias.

En silencio nos bajamos del auto. Mi madre rápidamente apareció a mi lado y me tomó del brazo para poder caminar rápido.

No quería que me tocara pero no podía hacer un escándalo por nada.

Tenía que aguantarla. Debía hacer el esfuerzo de tener un poco de paciencia.

Entramos al edificio y me dió un poco de desagrado. Todo se veía desgastado y olía a guardado.

Ese no era mi estilo. Estaba saliendo de mi zona de confort, definitivamente.

-Buenas tardes. -saludó al chico con traje.

-Buenas tardes. -dijo igualmente.

-¿En qué podríamos ayudarle?

-Quiero un psicólogo urgente.

-muy bien, espere unos segundos, puede ir a los asientos si le apetece.

Nos fuimos a sentar en unas bancas que eran muy incómodas a mi parecer.

No sé si en verdad las bancas eran incómodas o las sentía incómodas porque estaba fastidiada y molesta.

Que increíble era mi vida.

Esa frase con mucho sarcasmo.

-Quiero que recapacites, Camila. -al escuchar eso reí en mi mente.

-No gracias, tú lo necesitás mucho más que yo.

Había sido rebelde pero sabía que ella no quería pasar vergüenza en un lugar 'refinado' como en el que estábamos en estos momentos. Por lo cual sabía que no era capaz de empezar a gritar.

Simplemente se concentró en no emitir ningún sonido con su boca.
Ella apretaba su mandíbula, mientras se acomodaba en el asiento... Sabía que la desesperación la consumía.

Yo me concentré en no estresarme, por lo cual me dispuse a mirar culos. Creo que es obvio que son el de las chicas, bueno, no eran tan chicas, eran un poco viejas, pero igual estaban pasables.

Solo quería que toda ésta mierda del psicólogo pasara rápido. Esperaba que solo fuera una semana, mínimo. Sino, de verdad, estallaría de rabia y haría alguna cosa loca.

-Señora, venga, por favor. -escuché la voz del recepcionista.

-Quédate aquí. -me advirtió.

Ahora oficialmente cambiaba de rutina. Aunque no me tomaría en serio toda ésta mierda.

Sigo diciendo que es una total pérdida de tiempo, pero, es para hacer feliz a mi madre.

Nuevamente quiero que se noté el sarcasmo en la última frase.

Tanto tiempo en el closet para nada.

¿Qué pensara? ¿Qué tipo de mojón mental tiene?

Lo que me preguntaba todos los días era ¿De donde había salido?

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora