25

477 47 16
                                    

-Tenía vergüenza, quise prepararte algún tipo de desayuno pero, no estoy en mi casa, no tengo derecho a tocar nada de aquí sin consentimiento del dueño. -decía sonrojada.

Tan bella... es que, ella era única, ella tenía modales.
Todo lo opuesto a mi.

Pero, polos opuestos se atraen, ¿verdad?.

-Dua, estás en tu casa, no vengas con esos modales... -dije aún sonnolienta. -...Si yo estuviera en tu casa y tuviera hambre, me preparo algo, sin vergüenza. -confesé.

-Si no me importaras aquello me molestaría, pero como sí me importas, te perdonó... mi casa es tu casa.

Cada vez me conquistaba más.

Me cortaría las uñas por ella.

-¿Es correcto que diga esto?. -la miré ahora con timidez. Ella no pronunció palabra. -Es que... te quiero.

Volvía a repetir y no dejaría de hacerlo... me parece increíble como una persona hacía cambiar nuestro estado de ánimo con algo mínimo, algo insignificante para muchos, pero para nosotros lo más especial.

Me era increíble como ella me hacía sentir tantas emociones en un sólo momento.
Como ella me hacía sonreír con lo más minimo, o quizá me hacia enojar o entristecer con alguna estupidez.

Ya me dio flojera seguir con eso cursi.

-Me dijiste que me amabas, ¿qué cambió?.

-No quiero quedar en ridículo, Dua. -negué rotundamente.

-Esta bien, entonces no toquemos más el tema. -dijo para luego levantarse de la cama. -...vamos a comer, te llevaré a algún sitio.

Rico. Siento como si ella fuera mi Suggar Mommy.

Pero no, yo puedo aprovecharme de todos, menos de ella.

Cuando uno se enamora se pone estúpido. Lo confirmo.

-Dua, no quiero molestarte. -rasqué mi nuca fingiendo vergüenza.

-Camila, mi amor... no me molestas, además ayer comenté que saldríamos. 

Y mi plan funcionó, ella me insistió

-Está bien, entonces vamos a vestirnos, puedes bañarte... -me interrumpió.

-Tengo mucha hambre, vamos a desayunar y luego iremos a mi casa, ahí podemos ducharnos. -añadió.

No es por nada pero eso yo lo veía como una invitación para coger, con todo respeto.

-Claro, no tengo problema.

Todo sucedió rápido, sólo hicimos nuestras necesidades para luego colocarnos un mejor atuendo para después salir de aquel apartamento.
Yo sólo me encontraba nerviosa, su presencia hacía que yo estuviera de aquella manera.

Ya me había hecho miles de historias en mi mente... Quizá era una loca pero, caminar a su lado me hacía sentir como sí fuéramos pareja.

-¿Estás lista para la sorpresa?. -habló sacandome de esos pensamientos.

-Dua, no lo recordaba. -fingí enojo. -ahora estaré expectante y desesperada intentando adivinar que es aquella sorpresa.

-Estoy nerviosa, no sé sí te gustará. -dijo para después pasar su brazo por mis hombros.
Cuando lo hizo a mi se me paralizó todo.

-Todo lo que venga de ti me gustará, Dua. -confesé ahora con mi rostro ardiendo.

-¿Cómo estas tan segura?. -sentí su mirada en mi rostro, pues yo observaba mi camino.

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora