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Otro nuevo día. Cómo siempre cada vez que Rosie venía a mi habitación, al día siguiente ella no se encontraba a mi lado.

Me levanté solita, eso me asombro, pero suponía que ya estaba acostumbrada a levantarme temprano.

Cómo todas las mañanas, me dirigí al baño y me alisté ahí. Ahora me encontraba poniéndome mi amada ropa. Aunque no parecía era muy amante de la moda, pero, solo de la ropa negra y colores para nada llamativos. En realidad, yo no tenía problemas con meterme en una tienda de ropa para hombres, esa ropa me quedaba bien. No es que fuera machorra, simplemente me gustaba las camisetas de hombres.

Y fui una estúpida al ponerme hoy una camisa de hombre, no recordé a mi madre, solo quise hacer lo que quisiera.

Eso había sido un error.

-¿Que cargas puesto?. -observó mi atuendo. No era malo, solo tenía una camiseta de hombre, que de verdad, me quedaba bien, de paso no parecía de hombre.

-una camisa. -dije con abviedad.

-¿Sabés que pienso?. -ella me miraba seriamente. Yo solo negué a su pregunta. -aun pienso que estás mal, ¿Cómo puedes actuar de esa manera? ¿Cómo puedes vestirte de esa manera?.

"Tengo que tener paciencia. Solo un poco más"

Esa fue la frase que repetí varias veces en mi mente.

-hija, por favor ven, sientate conmigo. -ordenó.

Lo hice, pues no debía ser "rebelde".

-debo ir a la secundaria. -dije después de sentarme a su lado.

-solo será un momento.

Esperé a que empezará con su discurso. Solo intenté no salir de control.

-quiero que me respondas con la verdad, ¿Ok?. -sin pronunciar asentí. -¿Te gustan las mujeres?.

-no sabía lo que pensaba, ahora lo tengo claro, no me gustan las mujeres. -fue lo que respondí.

-¿De verdad?. -asentí.

Por un momento pensé en que debía de decirle toda mi opinión, pero eso no era bueno. Por ahora no era bueno.

-¿Que pasaría si, de verdad fuera lesbiana?. -la miraba atenta. Quería saber su expresión y su respuesta.

-los homosexuales son un problema, los chicos no deberían de pensar así. Adolescente que piensan así, de verdad están enfermos. -aquella era su opinión.

Eso me hirió mucho más, ¿Era posible? Pues sí.

Lo pensé. Ella nunca respondió mi pregunta.

-eso era lo que me dirías. -intente que mi tono no sonara molesto.

-no.....

Podía jurar que el silencio que se había formado era incómodo y tenso.

-quiero que cambies, quiero que dejes de actuar así, quiero que dejes de comportarte como un varón, quiero que seas femenina.

-¿Que mierda dices?. -exclamé ahora enojada, pues eso me hizo enojar demasiado. Ella había llegado al límite. -yo hago lo que quiera.

-no, Camila.

-ósea que si tengo ganas de cagar y tú no quieres que lo haga no puedo hacerlo. -dije sarcástica. -soy libre de hacer lo que quiera.

La última frase no me la creía ni yo misma.

No quería que aquella situación se saliera de control, por lo cual me separé de su lado y me dirigí hasta la puerta. Salí de casa. Al instante sentí como mis ojos se cristalizaban y veía borroso, pues lágrimas se asomaban.

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora