21

500 56 11
                                    

Observé aquella silueta que se encontraba en la entrada de la habitación. Miré a mi lado pero Rosie no se encontraba, fruncí mi ceño posando mi mirada en aquel cuerpo.

-¿Qué haces aquí?. -pronuncié con enojo. No respondió, sólo se acercó a mi.

Se sentó en mi borde de la cama, luego se inclinó y empezó a quitar su zapatos... A penas podía verla, pues las luces estaban apagadas y era de noche, además las cortinas no estaban del todo abiertas.

-¿Rosie te dejó pasar?. -hice mi segunda pregunta, pero nuevamente, no obteniendo una respuesta.

-Te quiero, Camila... -me miró. -sólo te quiero a ti, tú haces que yo pierda la cabeza.

-Eso no fue lo que dijiste, Dua. -fruncí mi ceño. -¿Qué haces? ¿Qué juego es este?, no quiero confundirme, no quiero que me confundas.

-No es un juego. -negó y se acercó a mi. -De verdad te quiero.

-¿Qué quieres, Dua?.

-Te quiero a ti, siempre te quise... Te quise desde el primer instante en el que te conocí. -se acercó aún más. -Tú me haces sentir demasiadas cosas. -ahora murmuró.

-¿Qué cosas?. -fue lo que dije.

-Demasiadas cosas, las cuales no te diré porque jamás terminaría.

Aquello había sido rápido, pero no me negué, había olvidado el tacto de sus labios, el sabor de ellos que, sentía que era una necesidad para mi sentirlos.

Sentí como posó sus manos en mi cuello acariciándolo al instante.

Ella me besaba tan lento y apasional que no pude evitar jadear.

Sin separarnos nos acostamos en la cama. Ella pasó los besos hasta mi cuello. Sentía como sus manos acariciaban mi abdomen para después tomar el borde de mi pijama y bajarlo, ahora con desesperación.

Yo no sé como sucedió pero no me di cuenta cuando me quitó las bragas.

Más rápida que flash y los canales de Youtube que traducen las letras de las canciones.

Note como se inclinaba hasta estar a pocos metros de mi intimidad.

De un momento a otro sentí su lengua tocarme, sentí como saboreaba cada centímetro de mi intimidad.

-Dua, por favor. -jadeé con excitación.

Chupaba y lamía mi clítoris como cabra con sed.

Sólo, me estaba haciendo delirar.

Arquee mi espalda y gemí sin pudor apretando las sabanas con mis manos.

Sentí como colocaba sus manos en mis pechos y los masajeaba con lentitud.

El movimiento de su lengua fue disminuyendo hasta ya no sentirla.

Observé a aquella chica, fruncí mi ceño.

-¿Rosie?. -apenas dije, pues no tenía aliento.

-Te extrañe tanto, Camila. -acercó su rostro al mío y me beso. Su lengua pasaba por cada parte de mi boca.

Eso era confuso, yo estaba confundida... Ahora sólo, me encontraba observando el techo de la habitación.

Estaba excitada.

-Coño, ¿qué pasó, Camila?, estabas gimiendo. -escuché su voz, la miré, en su rostro se encontraba una sonrisa burlona.

-¿Qué?. -murmuré en confusión.

-Gemías tan rico que yo estaba que me masturbaba aquí mismo. -expresó soltando una leve risa.

-Pero se sentía real. -me senté restregando mi cabello.

-¿Soñabas?. -la escuché decir.

-Uno demasiado extraño... -miré sus orbes azules. -Dua estaba en esta habitación, después empezamos a tener sexo y de repente eras tú, de repente tenía sexo contigo. -confesé con mi ceño fruncido.

¿Por qué había soñado eso?, tenía claro que los sueños podían ser demasiado extraños y confusos pero... Ay, no sé que pensar.

¿Era cierto que los sueños nunca tenían respuestas?.

-Entiendo que fuera Día pero, ¿yo?. -expresó en confusión. -Camila, ¿sientes algo por mi?. -preguntó segundos después.

Yo sólo la pude observar con una mueca de asombró, una sonrisa crecía en mis labios.

¿Qué sentía por Rosie?.

-¿Tú qué sientes por mi, Rosie Viva?. -fruncí mis labios fulminadola con las mirada.
Sabía perfectamente que mi mirada la intimidaba, pero yo no lo negaría, la suya podía causar demasiadas sensaciones en mi.

-Nada, Camila Cabello. -fue su respuesta. -... Mmmh... -murmuró segundos después. -Al principió cuando empezamos a tener relaciones, por un momento fuiste mi adicción, sí me gustaste pero aquello es pasado.

-¿Ahora? ¿Qué sientes?. -murmuré, pues sus palabras me habían dejado atónita. Nunca me lo había contado, nunca supe de sus sentimientos

Otra pregunta apareció en mi mente... ¿Fui una egoísta por jamás tomar atención a sus sentimientos?.

-Acepté que sólo seríamos amigas, olvidé esos sentimientos. -suspiró con pesadez.

-Dijimos que nunca habrían sentimientos... Me decías que no sentías nada, te creí. -dije con simpleza.

-No quiero hablar de eso, Camila. -se acostó nuevamente, su mirada se perdía en la obscuridad.

-Lo siento, no quise incomodarte pero, Fuiste lo mejor que me paso en la vida, y te amo, te amo más que a nadie, yo viviré por ti y por Sofía. -me acosté a su lado y repose mi cabeza en su pecho, al instante sentí su mano en mi cadera.

-¿Y Día?. -la escuché decir.

-Dua no es nadie en mi vida, supongo que todo fue pasajero. -dije, pero intentaba convencerme de eso.

Me hubiera agradado que yo fuera algo para Dua.

Me hubiera agradado que Dua no fuera pasajera en mi vida.

-olvidaré mis sentimientos por ella.

-Te apoyó, Camila. -sentí como besaba mi frente.

-Lo sé. -susurré.

Me pregunté... ¿Que estaría haciendo en estos momentos? ¿Ella, estaría pensando en mi?.

¿Ella estaría arrepentida de las palabras que me dijo?.

-Rosie, ¿soy inmadura? ¿valgo algo? ¿sirvo de algo?.

Quizá era porque la noche me ponía más sensible, quizá fue por eso que sentí lágrimas en mis ojos.

-Sólo usas mucho el sarcasmo... Vales algo, para mi vales mucho porque eres una persona que tiene una mente espectacular y muy pocos piensan como tú... Creo que todos servimos para algo, sólo que no sabemos para que.

-No sé que voy a hacer, digo, cuando me gradúe, no sé que haré. -confesé sollozando bajo.

-Yo sólo se que, cuando nos graduemos, estaremos juntas. -escuché su risa. -No llores, Karla, todo se solucionará, yo te ayudaré a hacerlo.

-Te perdí, Rosie. -me alejé de ella y miré sus ojos. -No me di cuenta de la maravillosa persona que tenía junto a mi, perdí la oportunidad de estar contigo.

-¿Qué?. -frunció su ceño.

-Lauren tiene mucha suerte. -sonreí recordando a ambas chicas.

-Vamos a dormir, mañana seguiremos hablando.

-bien. -volví a reposar mi cabeza en su pecho. -Duerme bien, Rosie.

-Tú también, Camila.

Esperó que hayan captado el sarcasmo en algunas partes.

Este capítulo esta basado en los sueños extraños que tenemos.

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora