12 Parte. 2

781 59 21
                                    

En estos momentos solo quería darme un baño. En realidad, el calor no era normal y que estuviera caminando no ayudaba.

Después de todo aquel estrés, llegué a mi destino, me refería a el apartamento de Rosie.

Solo pude dirigirme a su habitación, pues era la única que había y quería acostarme un momento. Cerré los ojos un instante, supe que no había problema. Escuchaba la regadera, supuse que era mi amiga, lo cual, si cerraba los ojos un momento no me quedaría dormida, pues Rosie me despertaría.

Nuevamente recordé a la psicóloga. Recordé aquel momento incómodo.

Ya la extrañaba. Quería tanto hablar con ella, quería pasar tiempo con ella, creo que eso ya lo había mencionado.

-veo que estás desesperada. -escuche su voz. -mi amor, dije que en la noche.

-tengo sueño, solo me gustaría dormir. -pronuncié a duras penas.

-no pude esperarte para bañarnos juntas. -hablo después.

-no importa. -aún seguía con mis ojos cerrados. En realidad, me estaba relajando.

Cuando era feliz y no sabía. Escuchar su última frase me hizo recordar varios momentos que pasé con ella.

Pero siempre, en algún momento, las cosas cambian.

-Camila, vamos, levántate, tenemos que ir a tu casa. -sentí un peso a mi lado. La chica se sentaba a un costado de la cama.

-ya no es mi casa. -le recordé. -y no quiero verle la cara de nuevo.

-disculpa mis palabras..... -después de varios minutos abrí los ojos, lo cual me costó, pues el sueño me derrotaba. -yo tampoco quiero ver a esa vieja pero tenemos que ir a buscar tus cosas, no tienes una mierda aquí.

-bueno, pero más tarde, ¿Si, mi amor?. -intente hacer un puchero, algo que no me salía.

-ok, pero más tarde. -mientras decía aquella frase me señalaba con su dedo amenazadoramente.

-entonces, hora de dormir. -fue lo que dije antes de acomodarme en la cama.

-¿Puedo acostarme contigo?.

Solo pude darme la vuelta y observarla sin entender, pues anteriormente le había dado la espalda.

¿Desde cuándo habíamos llegado a eso?, Y me refería a la timidez.

-¿Por qué me lo pides?, Chica, solo hazlo y ya. -al terminar mi frase ella se acostó a mi lado.

-te voy a abrazar, ¿Bueno?.

Solo asentí para su respuesta.

En estos momentos no estaría muy pacífica para mis pensamientos. Tal vez en estos momentos leerás puras pendejadas, y me refiero a mis pensamientos.

No quería secretos con esa chica. Mejor era no tenerlos. Sólo pude hablarle del tema, pues no quería tener dudas sobre eso.

-¿Podemos jugar a las preguntas?. -interrumpí el silencio.

Esa había sido mi mejor idea para empezar con el tema. La mejor para que la tranquilidad no se esfumará.

-si. -fue lo que respondió. -yo también haré preguntas.

-las responderemos.

Ya me arrepentía de haberle dicho para hacer preguntas, pues ella podía hacer unas que me costaba responder.

-llegaré al punto..... -trague en seco. De un momento a otro estaba nerviosa. -¿Ya no tendremos nada?.

Al escuchar su pregunta supe a que se refería.

-¿Tienes algo con Día?. -dijo después.

-no sé. -respondí. Tal vez con aquella respuesta, aún quedó con dudas. -ya no quiero que seamos ese tipo de amigas.

-¿Que tipo de amigas éramos?. -mire sus ojos, los cuales tenían un color demasiado hermoso.

-lo sabes, no quiero tener más relaciones contigo..... -me interrumpió.

-¿Soy tan mala en la cama?. -fingió preocupación. Solo ignoré aquella pregunta.

-quiero que seamos amigas normales..... -por segunda vez me interrumpió.

-¿No somos normales?. -aún seguía burlándose, y nuevamente la ignoré.

-pasa algo entre Dua y yo. -¿Mentía?.

No lo sabía, pero lo que sabía era que había física entre Dua y yo. ¿Por qué nos coqueteabamos?, Tal vez algo podía pasar. Tal vez sólo había que dejar pasar el tiempo.

Yo si quería, me gustaría que algo pasará entre nosotras, pues la chica, en realidad, me gustaba demasiado, siendo sincera.

-me alegro. -ahora murmuraba. -mucha suerte que tiene Día. -en sus labios se formaba una sonrisa.

-no quise que esto pasará, solo quería a una chica para tener sexo.

Podemos formular palabras, podemos no darnos cuenta de que esas palabras son hirientes para aquella persona, e incluso peor, podemos formular palabras y aquellas palabras, para nosotros, son simples.

-chica, la cagaste. -fruncí el ceño ante sus palabras. -sigue hablando antes de que me haga una mente, tal vez no sea lo que pienso.

-pensé que solo seríamos amigas de sexo pero no, de verdad te volviste más que eso, quiero aclarar que, te volviste mi mejor amiga.

Esas palabras habían sido un poco cursis, tipo libro cliché pero fue lo único que se me vino a la mente.

-si te gustó, lo siento, te estoy mandando a la friendzone.

Fui fría, pero debía de ser clara, pues siempre es bueno decir la verdad. Muy raro cuando mentía, preferiría decir la verdad, aún si me trajera consecuencias.

La típica frase de Mentimos para ser perdonados, en realidad, no iba conmigo.

-tranquila, todo será como siempre, lo único que cambia es que no tendremos más contacto visual.

-¿Ya no jugaremos a las madres?. -fruncí el ceño, fingía bien.

-no, ya conmigo te jodiste. -se cruzó de brazos.

-¿Qué quieres decir?.

-te estoy mandando a mamar guevo. -respondió mi pregunta.

-asco niña. -le hice mala cara.

De verdad me había dado asco. No quería que ningún hombre se ofendiera, pero si no me gustaba un pene no iba a cambiar de opinión.

Yo pensé y estaba segura que iríamos a donde mi madre. Estaba segura que iría a donde mi psicóloga pero la flojera vencía.

Luego de aquella conversación decidimos dormir cinco minutos, pero esos cinco minutos se convirtieron en toda la noche.

¿Mañana sería un día bueno?.

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora