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Ahora entendía aquellas palabras.

Todo era tranquilo hasta que te gustaba alguien.

¿Cómo era que una persona pudiera cambiar tu ánimo en sólo segundos?.

¿Cómo era que una persona cambia tu día, aún si es un día malo?.

Puedes estar bien, hasta que esa persona lo arruina.
Puedes estar mal, hasta que esa persona hace lo más mínimo y, después, simplemente, estas bien.

El aire frío chocaba con mi cuerpo, y ese sólo tenía escalofríos. Observaba aquellos puntos blancos o amarillos, a veces me perdía en el azul oscuro, aún así, mi mente estaba llena de pensamientos.

Pocas lágrimas resbalaban por mis mejillas, uno que otro sollozó salía de mi boca, pero, ¿por qué lloraba?.

No sabía si era por todo lo que me sucedía, pero estaba segura que era por mis sentimientos.

Estaba segura que lloraba porque me había enamorado de esa mujer, me había enamorado de una persona que, no me quería de igual forma.

Era horrible, en pocas palabras.

Ahora entendía a aquellas personas que sufrían por un enamoramiento no correspondido.

Me sentí mal por esas personas que lloran y sufren por una persona que no les corresponde, por una persona que sigue su vida mientras que, el otro simplemente se queda estancado.

Sabía que era difícil olvidar a una persona, por la cual estuviste enamorado.

¿Por qué Dua me había dicho eso?.

¿Algo estaba mal conmigo o sólo me mintió?.

¿Cuál era el objetivo de decirme que le gustaba, de decirme todas aquellas palabras para luego dejarme?..... Porque ella me había dejado, ¿o no?.

-Camila, pensé que no estabas aquí. -escuche su voz haciendo que saliera de mis pensamientos.

-Sí, ¿qué hora es?. -seque mis lágrimas.

-Son las dos de la madrugada, Camila. -sentí como colocaba sus manos en mi espalda. -estaba con Lauren.

-Me alegró que te estés divirtiendo. -murmuré, pues mi voz podía quebrarse en cualquier momento.

-Pensé que te quedarías con Dua. -sólo negue. -¿qué haces despierta?.

-No podía dormir, ve a dormir tú.

Sólo me disponía a observar la calle, la cual estaba un poco oscura y solitaria. Seguía sintiendo el viento frío chocar conmigo. Tenía frío.

-Sé que sueles hablar bajo cuando no quieres que me de cuenta que lloras, Camila. -sentía sus brazos rodear mi cintura y como su mentón presionaba en mi hombro. -te daré tu tiempo y te dejaré sola.

Dicho aquello se separó de mi. Escuchaba como el sonido de sus pasos se hacia más lejano.

-Rosie, quédate conmigo. -pronuncié. -Por favor, ¿Podemos dormir aquí?. -acaricie mis brazos ya que el frío que sentía era más alto.

-Espera aquí. -dijo para luego salir del balcón.

Suspire respirando profundamente, nuevamente llenando mi mente de todos aquellos pensamientos. No los quería, quería que desaparecieran.

Tuve curiosidad de tener un accidente, quise ser atropellada, que mi mente se perdiera, que yo muriera.

¿Mi madre lloraría por mi?.

Aquella duda ahora se encontraba en mi mente.

No pensaba aquello por lo sucedido con esa psicóloga... Quizá si pero, ese era otro problema juntándose con todos los que ya tenía.

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora