03

1.2K 84 40
                                    

-¿Cómo va la situación con tu madre?.

Tenía demasiado sueño. La verdad fue que me quedé en la casa de Rosie hasta tarde, por lo cual, no pude dormir. Igual llegue a mi casa a tiempo, mucho antes de que mi madre entrará a mi habitación para levantarme.

-ella está loca. -hice una mueca al decirlo. -ahora me tiene vigilada, dice que estoy rebelde.

-lo siendo. -me abrazo. -no me gustaría tener unos padres así. -beso mi mejilla.

-eres afortunada por tener unos padres tan buenos. Te tengo envidia por eso, lo admito.

Ella soltó una leve risa para luego besar mis labios.

No me avergonzaba que las personas se nos quedaran mirando, en realidad, me valía la misma mierda.

-debes irte, ¿Verdad?. -asentí mirándola. -¿Voy a tu casa en la noche?.

-Rosie, no todo es sexo.

Ella volvió a reír. Yo también lo hice. Pues ambas sabíamos que eso no era verdad.

-bueno ya. -deje de reír. Ya algunas personas nos miraban como si estuviéramos locas.

Ya uno no se podía reír a su manera porque piensan estupideces.

¡Que buena sociedad tenemos!.

Seguía pensando que mi sarcasmo era muy bueno.

-a las doce de la noche estás en mi habitación, recuerda no dejes que mi madre te vea. -le advertí. Si eso llegará a pasar, estaba segura que la situación empeoraría.

-esta bien. -ahora fui yo la que beso sus labios.

-te amo, ¿Lo sabés?. -pronuncié luego de romper aquel beso.

Y de verdad la amaba. Ella era todo para mí. No sé qué haría sin ella, aunque ya tenía una historia.

Sin ella yo estuviera muerta. Esa era mi verdad.

-¿Tú sabías que yo te amo?.

No me creía que yo llegara a ser así, tan cursi. Ella sacaba ese lado de mi, la verdad, yo era demasiado seca.

-sí, nos amamos mutuamente. -sonreí. -ya cállate porque si no me quedo aquí contigo, y eso no es bueno.

-suerte con tu psicóloga, y recuerda Camila, no me cambies. -su mirada cambio a amenazante.

-no lo haré, tú eres la única.

Lo único que hice después, fue salir de la secundaria, para encontrarme a mi madre en el auto.

No pude evitar rodar los ojos. De verdad, no quería verla.

-¿Lista?. -sonrió. Con esa simple palabra pude notar su felicidad. Era obvio, ella estaba feliz por lo que le había dicho Dua ayer. Ella estaba feliz porque "la enfermedad" estaba desapareciendo.

-solo llévame. -dije un tanto incómoda. Luego ella prendió el auto para conducir a mi destino.

Yo pensé que ella no hablaría. Sabía que no le gustaba que la ignoraran.

-Camila... -me llamó. Yo simplemente seguí mirando al frente. -yo quiero que seas un ejemplo a seguir, quiero que seas un ejemplo para tu hermana. -empezo con uno de sus estúpidos discursos. -me gustaría que fueras como tus primas.

Eso de verdad me molestó. Esas simples palabras me ofendieron.

-¿Quieres que sea puta?. -dije irónica.

-cuida tus palabras.... -la interrumpí.

-¿Quieres que me coja a todo el que se me cruce enfrente?. -la miré. -¿Quieres que sea así?. -reí con ironía. -eso no es un ejemplo para mí hermana.

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora