24 Parte. 2

409 58 16
                                    

-Me agradaría que dejemos de hablar de nuestros problemas y convivamos de una mejor manera. -agregó con voz suave. Yo sólo me dispuse a seguir comiendo aquel rico sushi, yo aproveché a pedir sushi, como eso era caro yo no podía comerlo seguido.
También Dua dijo que pidiera lo que quiera, ella tiene rial.

Hermosa y con plata... Eso no se ve todos los días.

-Tengo una sorpresa para ti. -la escuché decir, ahora tenía mi mirada posada en sus ojos, perdiéndome al instante en aquellos orbes marrones.

Quizá está noche sea pacífica, tipo Lauren.

-¿Ah?. -pude reaccionar segundos después. Sentí mi rostro calentarse.

-Lo que dije, te tengo una sorpresa. -sonrió mostrando sus dientes.

-¿Dónde?. -noté como se alzaba levemente de hombros.
Sólo sentí curiosidad y algunas preguntas de qué era aquella sorpresa.

-En mi casa, podemos ir mañana.

-¿Puedes decirme qué es?. -hice un puchero intentando ser adorable como en los libros de Wattpad.

-No, tendrás que aguantar hasta mañana. -su ceño ahora estaba serio.

-¿Por qué quisiste darme un obsequio?.

-Por muchas cosas. -fue su vaga respuesta. -mañana te diré algunas cosas.

-Sólo cambiemos de tema, no quiero pensar en eso y sé que no me dirás nada sobre eso. -ella asintió. -¿Y Francesca?.

Lo siento, de verdad. Quería saber si esa tipa había tenido contacto con mi mujer.

-A veces hablamos... -respondió frunciendo sus labios. Yo alce mis cejas en confusión.

-¿Hablan? ¿cómo? ¿tienes contacto con ella? ¿volviste con ella?. -no podía evitar quitar mi mirada de ella. Estaba tan expectante esperando una respuesta que deje de comer mi rico sushi.

-Ella quiere volver conmigo, siempre me dice que lamenta todo lo que hizo. -musitó. Fruncí más mi ceño.

-¿Qué le dices tú?.

-Le doy a entender que ya no la quiero de esa forma... ella cometió un error conmigo y no quiero sufrir más. -me miró. -sólo somos amigas.

-¿Qué harás?. -esperé su respuesta.

-Iba a tomarme un tiempo, pero estás tú.

-¿Qué tengo que ver yo?. -río suavemente al escucharme.

-Que quiero tenerte. -dijo. Noté su timidez. -...¿Tú estás con alguien?.

-Sí, lo siento. -respondí evitando su mirada, tan profunda, confusa y con desilución.

-Yo y la soledad somos muy unidos, además la pasamos muy bien juntos. -me burlé, escuché su risa. -Ni siquiera tengo algo contigo y ya he sufrido por ti, ¿puedes decirme que significa eso?.

-Supongo que pueden haber muchas razones.

-No quiero estar enamorada de ti si no te tendré.

Hacía daño estar enamorado y que esa persona no tenga aquellos sentimientos que tú quieras que tenga.

Hacía tanto daño tener a aquella persona en nuestra mente cada momento y saber que esa persona no nos piensa en lo más minimo.

Hacía mucho daño saber que no tendríamos nunca a esa persona, y me refería de la parte amorosa.

-¿Puedes disculparme por ser una estúpida contigo? ¿puedes disculparme por gritarte y por no valorarte?. -sentí como posaba su mano en mi pierna.

¡Ay!, está haciendo contacto visual conmigo. Esa quiere cogerme, segurito.

-Mejor olvidamos todos nuestros errores y empezamos de nuevo, ¿no crees?.

-Acepto. -decía ahora asintiendo. -parecemos unas adolescentes. -mencionó segundos después con burla.

-Soy una adolescente, Dua. -elevé una de mis cejas.

-Casi cumples dieciocho... -la interrumpí.

-No... no quiero hablar de matemáticas, ya me gradué. -negué rotundamente.

-Hablando de eso... empezarás a trabajar, ¿qué harás?. -puse mis ojos en blanco. Aunque debía de admitir que mi felicidad había durado mucho.

-No sé, no tengo nada en mente. -dije dándole la mínima importancia.

-Tiene que haber algo que te agrade. -negué.

-¿Crees que sea buena idea trabajar en un bar?.

-Depende...

-Cobrando los tragos... -me interrumpió.

-No sé, puede que suceda algo, tipo sales de algún bar muy tarde y vas por la calle en la madrugada y de repente te violan... No, no es buena opción. -dijo totalmente segura de sus palabras.

-No exageres, Dua... Tengo una amiga que trabaja ahí y le va muy bien. -añadí animada.

-¿Quién?. -me miraba atenta.

-Sabrina. -respondí.

-¿La que esta hermosa?. -asentí. -ella es mayor, Camila, tú sólo eres una niña, eres menor de edad, ¿crees que te darían trabajo en bares siendo menor de edad?.

-No soy una niña, puede que sí me den, además casi cumplo los dieciocho. -respondí cada una de sus dudas

Me sentí como si fuéramos novias, y aquella fuera una de nuestras discusiones.

Tan bella que es, la amo.

-Hay mejores trabajos. Yo te ayudaré, no te preocupes.

-Quisiera quedarme sin hacer nada nunca. -me quejé.

Que cagada la vida.

-Vamos a hacer nada juntas entonces.

Vota en este momento si quieres una mujer a tu lado como Dua Lipa.

Ella tomó la basura y residuos de comida para luego salir de la habitación.
Ese sushi estaba rico, pero no más rico que Dua.

Excelente servicio.

Sólo me dispuse a acomodar la cama para dormir a gusto con esa mujer.
Minutos después volvió. Nos acostamos en la cama y nos tapamos con las sábanas.

Sabíamos que no había ningún inconveniente de dormir juntas. Sabíamos que no había ningún inconveniente de tocarnos, y niños no piensen mal, me refería a los abrazos y ese tipo de cosas.

Estaba feliz y satisfecha, pero de verdad, feliz verdaderamente.

Nuevamente mencionaba... me parecía increíble como una persona hacía cambiar nuestro estado de ánimo.

Me sentí sin problemas, sin preocupaciones, sentí satisfacción.

Y estaba segura que el día siguiente sería bueno, por el simple hecho de que Dua estaría conmigo.

Últimos capítulos de este betica.

Lean las dos nuevas historias que publiqué.

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora