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Se debe recordar que ésta historia siempre tiene comentarios sarcásticos y tiene temas que se hablan y se tratan diariamente... Nuevamente, recuerdo, que te puedes ofender con varias palabras pero no lo hago con ninguna intención, sólo es una historia.

Sinceramente estaba soñando, literalmente, pues realmente no soñaba. Sólo me sentía tan cómoda durmiendo de aquella forma con esa mujer, ni siquiera sabía que aquello me hizo bien, porque sí, fue un total alivio, además podía sentir que tenía fuera un peso.

Eso duró el tiempo que debía durar y ahora sólo podía escuchar una melodía que reconocería al instante, abrí mis ojos como pude y me alejé de Dua. Tomé mi celular de aquella mesa y observé la pantalla, increíble como el enojo se había apoderado de mí al ver que era ella la que llamaba, aunque por otra parte me asombró. Ella quería algo porque, sino, ¿para qué me llamaría?

-¿Aló? -no negaré que ni siquiera me esforcé en sonar agradable.

-Camila, ¿por qué no contestabas? -escuché su voz, tan amarga como de costumbre.

-Estaba durmiendo. -sólo respondí. Con rapidez separé el celular de mi oreja y observé la hora. -¿por qué coño me llamas a ésta hora? ¡Son las siete de la mañana, Sinu!

En éstos momentos la paciencia no estaba en mí, últimamente no podía controlar mis furias... Aunque lo pensaba, siempre fui así, nunca se me dio bien quedarme callada ante situaciones que no eran de mi agrado.

-Tú eres una floja, Camila. Nunca haces nada productivo.

Suspiré, tenía algún tiempo sin estar en aquella situación. Sin escuchar los sermones y quejas de ella, como siempre, sobre mí.

-Mamá, ¿qué necesitas? ¿Por qué llamaste?

Quizá debía contenerme. Sería buena idea que mantuviera la calma.

Sí, mantendría la calma.

-Vienen algunos familiares y quiero que estés aquí, es necesario, Camila.

Escucharla decir aquello me enojó, me enojó tanto que sólo quise gritarle, decirle sus cuatro mierdas... Pero no. Tomé la decisión de que me mantendría en calma.

-¿Por qué debo ir? ¿Por qué quieres que vaya si me corriste de la casa? ¿Todavía quieres aparentar algo que no eres? -pregunté calmadamente.

Observé a la cama y ahí se encontraba Dua, aún dormida. Se notaba tan calmada. Qué hermosa mujer.

-Camila, ven y hablamos, quiero tocar unos temas serios contigo, ven temprano, antes de que llegue la familia.

La conocía tan bien que sabía que se estaba haciendo la víctima.

-Está bien, ¿a qué hora? -rodé mis ojos maldiciendo a mis adentros.

-A las nueve y media está bien, te espero junto con Sofía.

Dicho aquellas palabras colgó. Al menos pudo haberme dicho un "Buenos Días" quizá un "¿Cómo estás?" pero sabía qué era lo que quería, sólo aparentar tener una familia perfecta. Ser algo que no es.

Y los que tienen ese tipo de familia saben que no es nada soportable.

Sólo me pregunté qué personas vería hoy, ¿las mismas personas ignorantes de siempre u otras que no conocía?
Todo podía ser viniendo de mi madre.

Pero debía ya alistarme, pues la hora pasaba rápido y yo tardaba.

-Camila, sólo debes mantener la calma. -escuché que murmuró Dua.

-Ah, despertaste. -la observé. No se crean, Dua era bellísima cuando despertaba, no como otros que parecen unos culos al despertarse.

-¿Cómo no? Hablabas muy fuerte. -se sentó en la cama. Observé sus senos, ¿por qué miré eso y no otra cosa? Pues tenía una blusa transparente y pues, me encanta Dua, ¿no es obvio?

The psychologist. - Duamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora