Entrenando con Stephen

92 9 0
                                    

Bueno, he vuelto. Espero que les guste esta nueva parte, subiré tan pronto como pueda el resto. (Porfis vten por la historia, gracias)

Entrenando con Stephen

Empezamos con la ropa y seguimos tal cual ella recomendó. Cuando terminamos, metimos todas las bolsas en el baúl del auto (que venía junto con la casa) y seguimos paseando. Nos frenamos para almorzar y después Michaela me dejó por mi cuenta.

Las casitas eran muy lindas y me hacían sentir en casa, de alguna manera. A pesar de que California no se parecía a Londres ni de lejos. Pasee por el lugar, mirando los locales, las casas más antiguas, todo lo que pasaba a mi lado, se ganaba un vistazo de mi parte. Tuve mucho cuidado de mirar alrededor para no perderme ni alejarme demasiado, pero fue inútil porque de todas maneras me perdí. Cuando quise volver, me acerqué a unas chicas que había en la tienda en la que estaba, eran como de mi edad y estaban parloteando.

-Hola- Les dije.

-Hola.- Respondió una pelirroja de ojos celestes y pelo lacio. Iba bien vestida y era un poco más baja que yo. Tenía una tez poco bronceada pero como era una chica menuda le sentaba bien.

-Soy nueva acá, ¿les importaría decirme dónde queda Hyde Park?

-Claro,- Y me dio unas cuantas indicaciones de cómo llegar.Por alguna razón, antes de conocerlas, sabía que me caerían bien. Despedían algo que le decía a mis sentidos que eran como yo. No sé cómo lo sabía, simplemente lo sabía.

-Gracias.

-De nada

-Ah, una cosa más. ¿Cuántos años tienen?

-Yo dieciocho. Ella diecisiete- Dijo señalando a la chica que estaba a su lado. Rubia, alta y flaca de ojos celestes.

-Soy Melissa.- Dijo la chica hablando por primera vez.- Ella es Emma.

-Cecily. Bueno, yo voy a ir a la universidad de Royal College of music.

-Genial. Qué coincidencia, nosotras también.- Sonreí. Emma también.

-Sí, gran coincidencia. Bueno, entonces nos vamos a ver de nuevo.- Le respondí.

-Sí, ¿Qué tal si intercambiamos números y arreglamos algo para salir?- Sugirió Melissa.

-Me encantaría.- Dije garabateando unos números en un papel.- Este es mi número.

-Gracias.- Dijo Emma y se puso a escribir en otro pedazo de papel.- Este es el de Melissa y este es el mío.

-Bueno, chicas.- Dije saliendo del local.- Gracias, ¡Nos vemos!

-¡Claro!- Ambas me sonrieron.

En realidad todavía no era hora de volver, pero yo quería visitar ese parque. Me senté en el pasto, en un lugar donde no pasaban muchas personas y me quedé viendo todo. Era muy lindo y nuevo todo por allá. No era para nada como realmente me lo imaginaba.

Cuando me dispuse a volver, faltaba como media hora para la hora que había acordado con Michaela. Así que decidí recorrer los alrededores de donde el auto estaba estacionado. Estaba caminando por el parque, ya no quedaba nadie paseando, distraídamente y con los auriculares puestos, por lo que no me di cuenta de que me estaban llamando a gritos. Pero para cuando me enteré, ya era demasiado tarde. Un enorme perro se acercaba a mí. De su boca salía espuma y sus dientes estaban afilados. Además, sentía algo de ese perro que me hacía no confiar en él. Tardé un poco en reaccionar, pero logré tirarme al pasto en el momento en que el chico que me estaba gritando se abalanzaba sobre el perro. Giré hecha una bolita en el pasto y me levanté. Me quedé observando cómo el chico se deshacía del perro y éste salía corriendo.

Peleas Por SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora