Extrañas visitas

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Extrañas Visitas

Me metí en el auto, donde me esperaba Stephen. Me había pensado hablar con él para que me ayudara con esto. Era un problema muy serio en el que me estaba metiendo y no podía hacerlo sola por más que quisiera.

-¿Y qué hiciste?- Le pregunté mientras me deslizaba en el asiento delantero junto a él. Estaba con los brazos tras la cabeza y los ojos cerrados. Cuando entré los abrió y apenas me prestó atención. Stephen se encogió de hombros.

-Nada, ¿Vos?- Me recosté en el asiento y me relajé.

-Un vampiro me persigue y quiere ser mi amigo.- Stephen se sobresaltó un poco y me miró antes de arrancar.

-No bromees.- Me dijo con una sonrisa.

-Lo digo en serio, ¿Qué pensás?- Le pregunté para tener su opinión.

-¿Cómo era el chico?

-Como de mi edad, rubio, ojos celestes o azules, alto, con un poco de músculos.

-¿Cómo se vestía?- Me sorprendió su pregunta, pero si eso ayudaba…

-Campera de cuero negro, jeans, una camiseta y unas Converse.

-No hay problemas con él. Pero tene cuidado.- Yo asentí y el auto arrancó.

-¿Y qué hay de mañana?- Ya estábamos en la entrada de Windcalls.

-¿Te cae bien? ¿Eso que me contaste fue todo lo que te dijo que te llamó la atención?- Su pregunta me dejó pensando.

-No sé si me cae bien. Y hubo una cosa más que me llamó la atención. Me dijo que quería ser mi amigo.

-Entonces casi no hay problemas con ese vampirito. Es un vampiro de última generación. Lo convirtieron hace poco y por eso no tiene la misma madurez que los demás vampiros.

-Creí que todos los vampiros eran súper mega inteligentes.

-No todos, solo los más viejos. Los vampiros de última generación son como recién nacidos. Ese que vos conociste debe de ser vampiro hace no más de quince o diez años, cosa que no es mucho. Es bastante infantil porque es como si volvieran a nacer, pero esta vez nacen con unos años menos de los que tenían cuando los convirtieron. Así que si te convirtieron hace un año, lo más probable es que tengas la misma madurez que un chico de trece. Y ese chico debe tener unos quince. Hay mucha diferencia por el hecho de que no envejecen, pero sí maduran, no te confundas.

-O sea que lo puedo seguir viendo.- Estábamos subiendo las escaleras para llegar a la biblioteca.

Una parte de mí estaba muy contenta de que diga que sí y quería que, tan pronto como lo dijera, salir corriendo y reencontrarme con él. Cuando dije esto, Stephen se frenó y se volteó hacia mí con una sonrisa rara en su cara.

-¿Te gusta?

-¡No!- Gustarme, jajaja. Qué risa.- Quiero verlo mañana para sacármelo de encima, no lo quiero ver más.

-Como digas.- Dijo él y se volteó.

Él entró en la biblioteca y yo me fui a mi cuarto a dormirme. No tuve ni tiempo para escuchar música o leer, me quedé inmediatamente dormida. Esta vez sí soñé. Estaba en la plaza, sola, de noche. De pronto hay mucho fuego, y cuando se apaga yo aparezco en brazos de aquel extraño chico, él me sonreía. Cierro los ojos, y al abrirlos, aparezco en un lugar parecido al escenario de un teatro, arrodillada y con las manos atadas en la espalda. Un hombre estaba parado frente a mí, levanta una mano y se acerca a toda velocidad a mi cara. En el momento en el que debería tener lugar el impacto, me desperté.

Peleas Por SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora