Nuevas Presencias

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Nuevas Presencias

Me coloqué en la misma posición en la que estaba Stephen. Me explicó algunas técnicas de ataque y defensa. También me hizo hacer ejerciciosde calentamiento, para fortalecer músculos, y otras cosas que creo que solo lo hizo por venganza. Juro que nunca en mi vida salí tan cansada de ningún lugar. Por lo menos, elongué y no me dolían los músculos, porque ahí sí que mataba a mi entrenador.

-Ese era el castigo.- Dijo cuándo me vio salir de la sala de entrenamiento casi arrastrándome. Me sonrió y yo le puse mala cara.

Me bañe, almorcé y me fui a estudiar con Micha. Ese día me dormí sin soñar nada.

-¡Arriba, dormilona!- Me refregué los ojos.

A mi lado en la cama estaba sentado Stephen.

-Stephen, quiero dormir.- Dije cubriéndome nuevamente con las mantas. A la noche y hasta la una hacía bastante frío, así que yo tenía una capa bastante ancha de mantas y frazadas.

-No vas a llegar tarde otra vez. Arriba.- Me volvió a destapar y tironeó de mí para levantarme.

-Bueno, ya estoy, ya estoy.- Le dije poniéndome de pie y levantando las manos.- Pero no puedo cambiarme con vos acá.- Me entregó un conjunto de ropa negra y señaló el baño.- Qué alegre.- Dije mirando la ropa. Stephen cruzó los brazos, me miró con una ceja levantada y volvió a señalar el baño con la cabeza.

Me metí en el baño y me cambié. Pero no esperaba encontrarme con Stephen al salir del baño.

-No me gusta tener chicos en mi cuarto mientras me cambio.- Le dije con una mano en la cintura.

-Qué suerte que no soy un chico, soy un ángel caído.- Me sonrió de medio lado. Lo empujé fuera de mi habitación, y él me tomó del brazo, arrastrándome por las escaleras para desayunar.

-Bueno,- Dijo una vez que ya estuvimos en la sala de entrenamiento.- tenés que pararte ahí y tirarme esto,- Dijo entregándome un cuchillo.- desde allá.

-No me gusta matar a las personas.- Stephen sonrió.

-No me vas a matar.- Arrojé el cuchillo, y hubiera ido a parar a su cabeza de no ser porque sus movimientos fueron rápidos.- Bien hecho, otra vez.

Para cuando terminamos, no estaba tan cansada y me empezaban a gustar esas prácticas. Me bañé, y cumplí mi sentencia con Micha.

-¿Te gustaría visitar la casa? Está bueno que uno conozca de pies a cabeza el lugar en donde vive.- Estábamos Stephen y yo bajando por las escaleras. Salimos de la casa y me mostró los jardines. Alrededor de la casa había cuatro jardines. Uno era la entrada, el de atrás tenía un sendero que se dirigía al bosque, el de la derecha tenía una hermosa fuente muy bien cuidada con dos bancos alrededor de la fuente. Y el de la izquierda tenía una pileta espléndida. Estaba en un solárium de madera, con tres reposeras a ambos lados y rejas negras alrededor del piso de madera. Definitivamente la iba a usar. Voy a pasarla realmente bien viviendo acá. Así que después de todo no había sido tan malo llegar a Inglaterra.

-Esto está genial.- Dije dándole vueltas a la pileta.

-Sí. Ah, Micha dijo que si queres invitar a alguien, solo avisa y te preparamos las habitaciones que sean necesarias.- Me ofreció Stephen.

-Gracias.

Volvimos a la casa, yo todavía quería salir, ya se estaba haciendo de noche y podía vislumbrar las primeras estrellas. Subí a mi cuarto, me puse unos tacones de gamuza blanco, una remerita azula ajustada y unos shorts de jean. Cuando bajé, un auto me esperaba en la entrada y Stephen iba al volante.

Peleas Por SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora