Confiando a Ciegas

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Confiando a Ciegas

-Bailas bien.- Le comenté. Qué tonto. Dijo una voz en mi cabeza, pero fue lo que me salió. Cuando estaba con ella se me cortaba la respiración y no podía pensar claro.

-Gracias. Cuando todo esto termine… quiero salir a bailar y quedarme hasta que el sol salga.- Dijo. Su sonrisa se volvía a asomar.

-Cuenta conmigo.- Le dije sonriendo.- No seré tan buen bailarín, pero sí te puedo hacer compañía.- Su sonrisa se acentuó y provocó lo mismo en la mía. Se sentó en la cama, relajada. Estaba cautivado por su forma de moverse, por su forma de ser. La primera vez que se acercó a mí, parecía un felino acechando a su presa.

-¿Qué pensás?- Me preguntó mirándome fijamente. En lo linda que sos, en cómo me haces sonreír, en tu atractiva sonrisa… Mi voz interior siguió enumerando las cosas que me gustaban de ella. Pero por una cuestión de moral no le podía decir eso. Me recosté en la silla y… me caí para atrás. Me olvidé que no tenía respaldo.

-Creí que tenía respaldo.- Dije levantándome. Cecily se puso a reír con ganas. Una campanilla sonó.

-¡A comer! Tengo hambre.- Dijo ella. Bajó de un salto de la cama y se fue caminando con esa gracia propia de ella hasta el comedor. Tenía esa sonrisa de nuevo. La vi yéndose de la habitación, su cuerpo que parecía frágil a pesar de que se sabía defender mejor que yo y su perfecta figura. Sacudí la cabeza para disipar mis pensamientos y sonreí con aires de superioridad. Había estado a punto de besarla.

Ceci PDV

Estaba contenta y nada en este mundo iba a poder sacarme la sonrisa de la cara, la música es lo mejor. En la escalera me encontré con Agustín.

-Puedo ayudarte a recuperar la memoria si queres.- Me ofreció.

-No gracias. No quiero deberte nada más. Por cierto, ¿Por qué me cobras a mí sola? También ayudaste a Will.- Le pregunté recordando nuestro “encuentro” con las hadas. No quería que le cobrara nada a Will, pero tenía curiosidad de saberlo. Sabía que aunque le preguntara eso, él no le iba a cobrar nada a mi hermano.

-Porque no necesito nada de él.- ¿O sea que necesitaba algo de mí?

-¿Y qué necesitas de mí?- Le pregunté. Me dio un codazo y me señaló con la cabeza algo sobre mi hombro. Voltee y vi a Joan bajando por las escaleras.- ¿Qué?- Le pregunté.

-Salieron de la misma habitación.- Levantó ambas cejas. Yo blanquee los ojos.

-No hicimos nada, no es mi tipo.- Se cruzó de brazos.

-¿Y cuál es tu tipo? ¿Nerd?- Levanté una ceja.

-No, no me gusta ponerme de novia.- Agustín asintió.

-Ya me imaginaba, o tendrías novio. No hay uno que no te vea lindo como muy poco.- Extendió la palabra “muy” para exagerar.- ¿Alguien te rompió el corazón?- Bueno, basta de hablar de mí.

-¿Qué pasó entre Micha y vos?- Le pregunté. Agustín se encogió de hombros.

-Fue hace mucho.- Dijo con indiferencia.

-Pero se nota que no te recuperaste.- Llegamos al comedor y Agustín tomó asiento a mi lado. Comenzamos a comer.

-Fue una época difícil. A ella la perseguían por exhibición ante los humanos.- Lo miré con atención durante toda la explicación.- Quiere decir mostrar su magia.- Asentí, ya sabía lo que significaba.- Yo la conocí y estuvimos juntos. Contacté a algunos seres que conozco y le conseguí refugio acá. Yo ya no podía verla por más que intenté, y ella tampoco se esforzó mucho. Con el tiempo la relación se deshizo. No fue una gran historia.- Dijo él y se volvió a encoger de hombros.

Peleas Por SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora