Peleas Por Sangre

Tratando de ser Normal

Entramos y Will la llevó a dormir a su cuarto.

-¿No te van a decir nada tus papás?- Preguntó Will mientras la cargaba en brazos. Ella estaba tan dormida que ni respondió, Will se encogió de hombros y me puso cara de “voy a estar en problemas”. Le sonreí, me alegraba que Will tuviera a alguien a quien amar tanto.

-Te puedo dejar mi habitación.- Le ofrecí.

-Gracias.- Subió a Aireen a su cuarto y yo fui a acomodar el mío, para dejarlo impecable para Will. No fue mucho trabajo, gracias a la magia, y tampoco me molestó que se quedara con mi cama, después de todo, yo no necesitaba dormir.

Me vestí con algo así nomás y unas Converse y me fui al patio donde estaba la fuente. Me recosté en el pasto a unos metros de ésta y me enfundé en mi cazadora. Me quedé viendo el cielo estrellado y pensando en cada cosa buena que había vivido durante todos estos años, no quería pensar en nada triste. Pero cada cosa llevaba a otra. Cuando pensaba en Jannie me daban ganas de llorar, y cuando pensaba en Dan me venía la rabia. Dos cosas me saltaron encima tan pronto como me tiré en el pasto.

-Hola amiguitos.- Dije en un susurro A pesar de que estaba bastante lejos de la casa, no quería despertar a nadie.- ¿Cómo están?- Hace mucho que no estaba con ellos, y ahora que sí lo hacía, me daba cuenta de cuánto los había extrañado. Los acaricié e hice que jugaran conmigo hasta que ambos se cansaron y terminaron durmiéndose en mi regazo. No quería dormir y ya me empezaba a aburrir, así que empecé a jugar con el cielo.

Lancé millones de fuegos artificiales silenciosos con diferentes formas, tamaños y colores. Hice algunas formas tontas como corazones o estrellas y después decidí que yo era capaz de mucho más que solo eso. Y traté de hacer una historia. En la historia, había una casa normal, muy parecida a la mía en California. Una chica normal caminaba por la paya tomada de la mano de un chico normal. Estaban tranquilos y despreocupados, no iban a pelear contra nadie, nadie iba a ser secuestrado, ni tendrían que hacer recados, nada de eso. Solo estaban caminando tranquilos por la playa, y parecían felices así, charlando y riendo. Extrañaba mi vida como humana. De pronto no me importó que Dan me hubiera borrado la memoria, quería una vida normal más que cualquier cosa. Quería poder viajar de una manera normal, ir a una universidad y que mi mayor preocupación fuera entregar mis trabajos a tiempo. Quería vivir con una mamá y un papá normal, un hermano normal, un novio normal… quería mi vida de vuelta. Y me acordé de Will, Dan y todos los demás, si yo fuera  normal, no los habría conocido. Y me puse realmente deprimida, porque los quería y no los quería fuera de mi vida. Y la magia… las cosas que podía hacer con la magia eran increíbles, pero estaba harta de los secuestros, los rescates, el vivir asustada y siempre en peligro. Estaba harta de que las cosas pudieran cambiar de un segundo a otro, de tener que andar con cuidado y ver bien donde piso, quería vivir la vida al máximo, sin peligro, solo rosas y corazones. Quería poder salir de fiesta sin que nadie se preocupe por mí, y sin yo preocuparme por si me seguían.

-Hola.- Cerré los ojos. Esa voz, quería que se fuera. Si cerraba los ojos se iba a ir, se iba a ir, quería estar sola. Pero tomó asiento a mi lado, no tan cerca, sabía que algo me pasaba y no quería empeorar las cosas.- ¿Qué contas?- Dan estaba eligiendo sus palabras con mucho cuidado. Estaba segura de que él creía que si decía las palabras equivocadas yo explotaría y me iría.

Me senté como indio, me erguí y me quedé mirando al cielo. Sonreí, las estrellas seguían brillando, y mi acto de fuegos artificiales silenciosos estaba llegando a su fin. Dan tomó con cuidado mi mano, y cuando vio que yo no le decía nada, se la llevó a la boca y la besó con cuidado. Después la dejó en su muslo, pero no la soltó. Lo miré.

-¿Necesitabas algo?- Vi algo en los ojos de Dan que creo era un poco de decepción, no esperaba mi frialdad de mi parte.

-Creí que podríamos hablar.- Dijo eligiendo sus palabras.