¿Más secretos, papá?

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¿Más secretos, papá?

Estaba muy lastimado, pero aun así su sonrisa seguía en su cara. Aunque estaba destrozada y escondía un profundo sufrimiento. Tomó mi mano y se subió detrás de mí. Me rodeó la cintura con sus brazos para no caerse, espero. Hice rugir el motor de la moto, mirando en dirección a los lobos. Y salió disparada.

-¡Que esperan! ¡Atrápenlos!- Los lobos comenzaron a correr detrás de la moto, como perros siguiendo un auto. Pero la moto era demasiado rápida para ellos, y cuando aceleré después de doblar una esquina, nos perdieron de vista. Me dirigía al lado opuesto de donde estaba mi casa. Creí que era lo mejor, puesto que si iba directamente hacia allá lo más probable era que me descubrieran, y no iba a poder lidiar con mil hombres lobo esperando al principio del camino de mi casa. Así que no me detuve ni un segundo, pero no sólo por eso, también porque necesitaba respuestas, y esta vez las iba a obtener. Pero no iba a ser yo la que preguntara primero.

Salí de Londres y me dirigí a ningún lado. Estaba esperando que Joan iniciara la conversación.

-¿A dónde vamos?- Preguntó.

No lo miré, me preguntaba si me había reconocido. Estaba completamente tapada y no había pronunciado palabra.

-Creí que teníamos que hablar. Así que empezá por por qué estabas allí.- Mi voz sonaba un poco distorsionada con el casco, pero seguro la reconocería. Sonaba amortiguada y aterciopelada, y tenía un tono seductor y suave que yo nunca había usado en mi vida.

-Tuve una pelea con uno de los míos y decidí irme por un tiempo. Cuando pasé por el parque, esos tipos me agarraron creyendo que yo tenía algo que ver con una chica.- ¿”Uno de los míos”? ¿”Una chica”? ¿No había reconocido mi voz? Más importante, ¿No sabía que estaba hablando conmigo? Era realmente desilusionante, pero podría sacar buen provecho de eso.

-¿Qué chica?- Pregunté.

-Una, no sé… Es muy poderosa al igual que su familia y tiene un secreto muy grande. Todos la quieren.

-¿Qué secreto?

-Es lo que estoy tratando de averiguar.- Así que estaba conmigo por información, no me podía quejar, yo estaba haciendo lo mismo. Pero creí que me quería, que estúpida. Lo hacía por bienes propios, nunca se me tendría que haber pasado por la cabeza la idea de que pudiera estar enamorado de mí, o que pudiera siquiera sentir algo.

-¿Y qué averiguaste hasta ahora? ¿Cómo se llama?

-Ceci… ly.- Lo dijo como si siempre hubiera dicho Ceci y estaba acostumbrado a eso, pero después le agregó la última parte.- No mucho, en realidad. Es nueva por acá, es americana, no sabe que tiene poderes, pasa tranquilamente por una chica normal, es determinada, simpática, no le gusta mostrar sus sentimientos ni que las personas sepan su vida, quiere saberlo todo de las personas y no le gusta cuando le ocultan cosas.

-¿Eso es todo lo que averiguaste?- Me sorprendió tanto que me reí estilo suspiro.- ¿Sobre su personalidad? Esa información es completamente inútil. Averiguar sobre las personas no te sirve de nada, pero sus pasados sí. Además, esa información es demasiado generalizada. Muchas chicas son así.

-Puede ser, pero todavía no conocí a una que tenga su determinación y el poder de irritarme como lo hace.- Volví a reír.

-No te rindas, Romeo. Seguime dando detalles, no puedo ubicar a nadie de esa manera, ¿Cómo es físicamente?

-Mmm… Algo alta, piernas largas, más bien flaca, morocha con ondas, de ojos marrones, labios rojos y nariz chiquita.- Volví a reír.

-Para no sacártela de la mente tenés muy pocos detalles de ella.

Peleas Por SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora