—Que es lo que quieres de nosotros? Déjanos ir!! — el monje se tapo la cara con su mano y luego se echo a reír de una manera loca y escalofriante.
—¿dejarte ir? , Eso jamás!!!, no pude sentirme muy enamorado de tu belleza y aunque sea un monje estoy decidido a aceptar una mujer pecadora como tu— su aspecto terrorífico iba aumentando cada vez más, debíamos salir pronto de allí o la cosa se pondría muy fea.
—Sabes que debería hacer?, debería asesinar a tu novio primero para luego hacerte completa y limpiamente mía— eso me hizo estallar de la rabia ¿Quién se creía que era? Nadie me quitaría a Rachel, jamás lo permitiría.
—Pues empieza a olvidarte de eso!!! No pienso entregársela a nadie— en ese momento el monje elevo su cara y pudimos ver lo que realmente era. De repente pudimos ver que sus ojos eran inmensos y rojos, al sonreír de su boca sobresalían dos largos colmillos.
—es un demonio??!! — la pregunta de Rachel emitió un eco que parecía no acabar, el monje se fue acercando hacia nosotros y pude notar algo: todos los que estaban rodeados fueron hacia él y le quitaron suavemente su vestido y eso me ocasiono una idea. Al ya estar muy cerca le extendió la mano a Rachel.
—Ven conmigo, y te hare la princesa de este mundo— la expresión de Rachel era de asombro, por un momento pensé que en verdad se iría con él. Ella avanzo un poco pero antes de tomarle la mano...
—Ahora Noah!!! — Rachel grito con todas sus fuerzas pero ¿Qué debía hacer?, tal vez lo que tenía planeado no es lo que ella pensaba sin embargo no podía detenerme, rápidamente fui hacia el monje y le di una patada, al caer hacia atrás toda la multitud alrededor fue hacia él mientras que Rachel y yo arrancamos a correr.
—No dejen que se la lleve!!! — el grito del monje retumbo hasta en lo más mínimo de la catedral, todavía estar corriendo hacia una de las puertas pude observar que al frente de nosotros estaba la mesa de la comida y en ella estaban los cubiertos, al pasar corriendo tome un cuchillo de sierra. En ese preciso momento uno de los súbditos me tomo por el cuello y Rachel rápidamente lo golpeo en la cara y me soltó, eso nos quito mucho tiempo y ya para cuando nos volteamos estábamos otra vez rodeados.
—No tienen a dónde ir, no podrán escapar— ella mantenía su mirada a la gigante y única lámpara que yacía colgada en el techo de la catedral fue entonces cuando me sorprendió. Rachel tomo lo más rápido que pudo el cuchillo y lo lanzo de manera directa hacia la lámpara, apunto y dio perfectamente en la parte más fina y débil: la guinda. La lámpara cayo silenciosamente y mientras todos miraban aterrorizados, me tomo la mano y empezamos a correr pero lamentablemente la lámpara cayó al suelo antes de que nosotros pudiéramos salir, los muchos vidrios y pedazos de cristal saltaron y aterrizaron en la cara de la mayoría de los que estaban allí e incluso la del demonio. No me había dado cuenta de que Rachel tenía un pedazo de vidrio muy grande clavado en pierna pero aun así siguió corriendo con todas sus fuerzas, quise cargarla pero no me daba tiempo de hacerlo, debíamos salir de allí. El humo del fuego que se había formado estaba comenzando a ser más grande y pronto nos envolvería si no salíamos de allí, los demonios empezaron a buscarnos pero ya nosotros habíamos dejado atrás la puerta de la catedral, corrimos con todas nuestras fuerzas a la panadería y era obvio que nos teníamos que ir inmediatamente.
—Queridos, que le ha...?— ni siquiera le deje terminar la oración.
—Madre rápido debemos irnos de aquí lo antes posible!!! — mi madre se sobresalto y empezó a empacar lo más rápido que podía.
—Noah, por mi no te preocupes ahora yo misma arreglare esto así que por favor ve empacar nuestras cosas— el sol estaba por salir y debíamos darnos prisa, tal vez el dueño del camión podía llevarnos antes de que empezara la caravana. Rápidamente fui a empacar otra vez las cosas, empecé con las de Rachel mientras ayudaba a mi papa a empacar las suyas y luego de unos pocos minutos ya había empezado lo mío, ya faltaba poco para terminar cuando...
—Noah, ven pronto!!! — Rachel me grito desde abajo, de inmediato entre en pánico y baje corriendo pero gracias a Dios no era lo que me imaginaba. El señor del camión estaba en la panadería.
—Noah, el señor nos llevara a la ciudad cuanto antes— pude ver la venda en la pierna de Rachel y las cosas de mis padres estaban listas podíamos escapar!!!.
—Pero será mejor que nos apuremos— comento el señor —la caravana está a punto de empezar— ya se podía ver poca gente que se aproximaba a la catedral.
—Rachel, lleva a mis padres al camión, terminare mis cosas e iré luego— ella asintió con la cabeza y los cuatro salieron de allí, yo sin perder tiempo empaque mis cosas desesperadamente, no pude ver los cofres que teníamos.
—supongo que ella los tiene— pensé. Ya al terminar baje las escaleras pero antes de salir oí unos gritos.
—debemos eliminarlos!!! Ellos son demonios que han venido desde el infierno para quemar nuestras casas!!!! — esa era la voz del monje ¿planeaba asesinarme? Al asomarme por la ventana la turba venia hacia la panadería con las antorchas prendidas, no podía salir a encontrarme con los demás pues así me seguirían debía salir por otro lado hasta que por fin me llego a la mente: la ventana. Corrí a mi cuarto y abrí la ventana y cerrando los ojos me lancé, caí agachado pero no me hice ningún daño, corrí por el pequeño callejón que daba hacia el otro lado del pueblo y por allí podía llegar más rápido sin que nadie me viera.
—Noah donde has estado? — ya todos habían subido al camión Rachel era la única que no estaba allí ella me estaba... esperando.
—Rápido sube!!! — ya cuando pensamos que lo habíamos logrado...
—Allí están!! — la cumbre venia directo hacia nosotros, por alguna razón no nos estábamos moviendo.
—porque no nos movemos??!!!! — Rachel estaba desesperada.
—Es el motor!!!— grito bajándose el señor.
—se averió!!! —.
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La llamada del Reflejo ©
Horror✔Una Historia de Ariel Lampe. ✔Los Derechos de este libro son reservados y protegidos. ✔Una portada de @Jst1ne. ➤SIPNOSIS: La llamada del Reflejo trata de Noah, un joven campesino pobre que narra su propia y desgraciada y historia, que va cambiando...